FLUIDOS, ULTRAS y EXTERNALIZADOS : )

Que no nos gusta esta sociedad es,

de las pocas afirmaciones en

las que todos coincidimos.

Absoluta unanimidad.

Y... aun menos, con

el cariz que lleva.

Ocurre que 

TODOS

y 

cada uno de nosotros

formamos parte de ella.

Guste más o menos, es así.

Quizá debamos empezar a 

   hacer un poco de autocrítica  

 i  n  d i  v  i  d u a  l

   Porque los cambios  

  se producen siempre  

dentro y 

de

o

j

a

b

a

⏫

hacia  arriba, nunca al revés.

Y aquí parece que cambiamos,

pero a peor y nadie parece darse cuenta.

    En un libro muy famoso, MODERNIDAD LÍQUIDA -os lo dejo en PDF, por si os apetece ojearlo- el sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman afirma, que somos una sociedad líquida. La "fluidez" o "liquidez" es la metáfora que usa para explicar el estado débil, delicado e inestable que caracteriza las relaciones humanas en la actualidad. Explica, que los fluidos, ni se fijan al espacio, ni al tiempo. Permanecen en constante cambio, ocupando el espacio sólo "por momentos". Por el contrario, los sólidos tienen una clara dimensión espacial, resistiendo la significación temporal. Con ellos podríamos hablar incluso de atemporalidad, hablemos de catedrales o macizos montañosos. Pues bien, en nuestras relaciones, antes primaba lo sólido frente a lo líquido, ahora esa ecuación se ha invertido. Por eso antes las relaciones solían ser estables y duraderas, basadas en el conocimiento y la confianza, que a su vez se nutrían de la dignidad y honestidad de las personas. En ocasiones también, todo hay que decirlo, a la pura resignación.

  Por el contrario, hoy prima la satisfacción instantánea, la individualidad y la falta de compromiso. Hoy, ser o no honesto, responsable, tener o no valores, no tiene trascendencia alguna si se consigue el resultado deseado. Es el éxito lo único que importa y el que borra todos los pecados cometidos. Nos importa únicamente la impresión que se causa en el momento, "los stories" de las redes sociales, los selfies o "los xeets, antes tweets". Todo volátil, superficial y fugaz. Pero esa misma superficialidad va horadando y deja huella dentro, nos envenena poco a poco sin darnos cuenta. El odio se masca en el ambiente. Los ultras proliferan, como las cucarachas en medio de la basura y da igual si hablamos de política, fútbol o religión.

   

   Además, la constante movilidad espacial en la que vivimos, habiendo desaparecido las distancias, nos ofrece la coartada perfecta para que nada importe la trayectoria vital del individuo. Hoy estamos aquí, mañana allá. Los estafadores han existido siempre, pero antes lo tenían más complicado. Lo que se publica hoy, en la vorágine informativa, se olvida al hilo de lo de mañana y con la misma facilidad que aparece, desaparece.

  Antes la gente nacía, vivía y moría en el mismo lugar. Dedicaba tiempo a conversar con sus vecinos, se escuchaban. Ahora nadie "pierde un tiempo que no tiene en conversar con nadie". Vivimos a toda velocidad, con ruido de fondo constante y sin sintonizar ninguna frecuencia. Además, en el pasado, al conocerse todos, la reputación era la tarjeta de visita personal. Hoy nacemos con la maleta preparada, la competitividad impone su ritmo y casi desde la cuna, con campañas de imagen que la lavan, centrifugan y escurren lo que haga falta. El mercado laboral y las posibilidades de negocio nos pasean por todo el orbe. Supongo que con la misma facilidad que hacemos y deshacemos el equipaje, nos relacionamos con las personas. Siempre a la carrera, superficialmente y priorizando el interés propio frente al ajeno. Invirtiendo tan poco tiempo e interés en conocer y cuidar a quienes nos rodean, no es de extrañar que tantísima gente termine sus días en la soledad de una habitación de hotel, aunque viva en su casa e incluso rodeados de gente.

    Pero es que además de una sociedad fluida o líquida y cada vez más ultra, somos la sociedad de la EXTERNALIZACIÓN -outsosurcing- Bajo las premisas de máxima eficiencia, minimo coste y responsabilidad...

  Fijaos, a veces porque no queda otro remedio y otras por pura comodidad, hemos pasado de cuidar y educar a nuestros hijos en casa, a externalizar su cuidado en guarderías y delegar en exclusiva su educación en los colegios -los más afortunados- en sus abuelos, que tampoco se salvan, externalizándolos en residencias. Nuestras responsabilidades y culpas, la exteranlizamos en los demás. Son los otros, nosotros nunca somos responsables, ni culpables de nada. Externalizamos hasta nuestros ruidos interiores, confiando los silencien los del exterior. 

  Las empresas ya no contratan a sus empleados, externalizan esta función contratando consultoras y empresas de reclutamiento que gestionan sus recursos humanos o directamente, no contratan a nadie y esa labor es asumida por las ETTs(empresas de trabajo temporal). Los ayuntamientos y demás administraciones externalizan la mayoría de los servicios públicos, evitando la responsabilidad directa por su mala gestión. Los hospitales externalizan la seguridad, limpieza, avituallamiento e incluso en ocasiones -muchas- a los propios enfermos. Hasta en las guerras se impone la externalización... 

    

    En la actualidad los estados y las élites, contratan mercenarios y empresas militares privadas para hacer su política de intervención sin necesidad de movilizar sus tropas regulares, ni pasar por la aprobación o control de las instancias parlamentarias, si existen. Inglaterra, Rusia y EEUU han sido pioneras en esta práctica. La primera guerra privada de la historia moderna, ha sido LA GUERRA DE LIBIA. De hecho, en la actual y terrible GUERRA DE UCRANIA, está siendo crucial la intervención del tristemente famoso GRUPO WAGNER, contratado por Rusia. Sólo una de las muchísimas empresas que actúan como "contratistas militares externalizadas" en el mundo. Durante la guerra de Vietnam, uno de los mayores traumas que sufrió la sociedad americana fue la llegada de los "body bags", sacos negros que regresaban con los cuerpos de los jóvenes caídos. Si los muertos en combate son empleados de estas empresas -quienes por cierto, facturan miles de millones- no hay trauma. Se les paga por morir y asunto resuelto.

Hipócritas, irresponsables, fluidos,

individualistas, ultras y superficiales... 

Estaréis conmigo que la radiografía 

que nos sale es.. ¡tremenda! 

Vamos, que damos pena. 

Así pues, 

o cada uno de nosotros 

comenzamos a remendar nuestros 

propios rotos o todo terminará hecho girones. 

Siendo así, no es de extrañar que en nada, 

este planeta termine externalizándonos 

a TODOS. 

; ) 

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