Vivimos un momento enloquecido en el que parece que los que en el pasado fueron marginados, ninguneados o excluidos, ahora se han levantado en pie de guerra contra el resto, usando el mismo despostimo que ellos sufrieron. ¿De verdad es este el camino? No es una pregunta retórica, en serio no lo sé. Sé que lo que más cuesta cambiar es la mentalidad y que salvo que se visualicen realidades que nos son desconocidas, son imposibles de aceptar e interiorizar dentro de la normalidad. Es cierto que lo diferente siempre lleva una diana para los intolerantes y que aunque nos autoproclamemos civilizados, a la primera de cambio nos asoma la bestia que llevamos dentro. Pero...¿es necesario que todo sea a punta de pìstola? Tengo la sensación como que todos los colectivos minoritarios se nos encaran y dicen algo así así como:
- Oye!...Soy "así", o "asao", te interese o no saberlo, te obligo a que lo sepas. Apréndete mi nombre y háblame como a mi me gusta. ¿Que no tienes ni idea?... ¡Aprende! y... ni se te ocurra rechistar ; )
El concepto de familia ha cambiado, es verdad. Debemos asumir el nuevo orden. Antes, lo habitual era que nos esperaran en casa un padre y una madre, ahora pueden esperarte dos madres, dos padres, solo uno de los dos o en el más triste de los casos, ninguno. Bien, parece ser que para evitar herir sensibilidades... Ahora deberemos utilizar los términos de "progenitor gestante o no gestante" en lugar del "padre" y "madre" de toda la vida. Como si de pronto todos fuéramos meras máquinas de procrear. ¿De verdad es necesario condenar al ostracismo palabras tan preciosas como estas, por no molestar? El feminismo radical nos exige que usemos el lenguaje inclusivo como instrumento para alcanzar la igualdad de género. Mi sensación es que con ello, lejos de acercarnos a la igualdad, está polarizando cada vez más la sociedad. Resultando tan nociva esta actuitud inquisidora, como el propio machismo que se pretende erradicar.
Existen colectivos que han sufrido y siguen sufriendo lo indecible por su raza, ideología, orientación sexual, físio o peculiadidades psíquicas. Todos ellos merecen nuestro respeto y esfuerzo para no herirles gratuitamente. La pregunta es... ¿debemos dar a todo la vuelta como a un calcetín pars dar gusto a todo tipo de sensibilidades? En todo caso ¿es ello posible?. La obra del novelista ROALD DAHL va a ser revisada en el mundo anglosajón -por ahora los hispanohablantes nos libramos- evitando términos como feo, ciego o gordo. Supongo que si los archiconocidos actores del cine mudo Laurel y Hardy actuaran hoy, en lugar de ser conocidos como "El gordo y el flaco" tendrían que llamarse "el entradito en carnes y el delgadito" ; ) y sí, naturalmente debemos desterrar todo tipo de adjetivos despectivos o peyorativos pero ¿donde está el límite para no caer en la imbecilidad?
Ayer leí un artículo del colectivo autista exigiendo se les llamara "personas autistas" y no, "personas con autismo". La OMS ha asumido el término "discapacitado" como el más correcto para referirnos a personas con deficiencas físicas o psíquicas. Sin embargo el colectivo prefiere que se use el término "diversidad" física o psíquica. Ok, tomo nota. Pero ¿y si llegado el momento lo olvido? Se está hilando tan fino que casi es necesario ir con el libro de instrucciones en el bolso para recordar cómo dirigirte corréctamente a alguien, cuando te lo encuentras por la calle.
¿ No sería más lógico y desde luego sencillo, compreder que
es
"el tono" " el contexto" y sobre todo "la intención" lo que
expresa desprecio o aprecio por alguien, sea como sea
y pertenezca al colectivo que pertenezca ?
Eso,
en lugar de memorizar mil términos,
desterrar palabras entrañables,
eliminar preposiciones
o cometer todo tipo
de incorreciones
lingüisticas
por no
herir
sensibilidades o
empoderar artificiosamente a la mujer
¿Qué opináis vosotros de todo esto?