"CAZADORES DE... PEQUEÑAS COSAS"

Hay cazadores y... cazadores. Yo siempre fui recolectora. Coleccionistas de cosa invisibles, de esas que no se pueden comprar. De hecho de las que se compran, nunca he coleccionar nada, ni cromos siquiera. Tampoco he matado nada en mi vida. Sin embargo vivo rodeada de cazadores de todo tipo y nunca he comprendido el placer que encuentran en cazar, en abatir piezas.

Ver desplomarse un animal, es la cosa más triste del mundo. No he visto caer elefantes...pero sí personas. También codornices, conejos y una vez, ciervos. Juré que jamás en mi vida volvería a ver una cosa así. No puedo evitar que los maten, pero nadie puede obligarme a ver como mueren. 

No, yo sólo coleccionaba palabras. Igual que NURIA colecciona nubes, yo palabras. A pesar de ser alérgica a la ortografía -soy disortográfica cerebral- sieempre me han encantado las palabras. A veces sólo por el sonido, otras por la disposición de sus letras. En ocasiones por raras o curiosas. Las escribía en un cuadernillo que guardaba entre los libros de clase, como mariposas que pillaba y guardaba en mi frasco de cristal, sólo que mis palabras seguían volando libres por el folio.

No recuerdo donde leí que a Miguel Delibes le llamaban “el cazador de palabras”. Creo que es el único cazador que me ha gustado en esta vida. No por lo que cazaba a pie, caminando entre rastrojos con su perra, no... por cómo cazaba palabras. Siempre he envidiado a los escritores, así, a lo grande pero en largo y escueto. A Delibes las palabras, se le acercan como milanas a comer las migas de la hogaza cocida al fuego lento de sus latidos. 

Siempre le he imaginado así, migando despacio mientras caminaba por los campos de Castilla, acercándosele las palabras a comer su pan, como aves rapaces de silencios. Yo no tengo a penas silencios para alimentar palabras, por eso las mías son flojas y flacuchas. Siempre me admiró de él, la sobria enjutez de sus silencios, creo que las engordaban a silencios. No necesitó adornos, ni orfebrería de ningún tipo, sencillamente sencillas, impresionantemente llanas, como Castilla. 

Nacidas de esa soledad fértil, en el que las palabras toman cuerpo, sangre y voces de personajes que hablan de la tierra y el alma, como Azarías el entrañable loco tontito de “Los santos inocentes”. Hablan de la muerte, de la inocencia machacada, dibujando a un Daniel “el Mochuelo” amarrado en cuerpo y alma a su pueblo. De soledad, de lo humano en grande y profundo de aquel Mario Díez Collado, profe de instituto rural, honesto e idealista. Quijote enderezador de entuertos, periodista de donde las dan las toman. Mmmmm..¡¡cómo me gustaba este novelista fracasado!! este grande gris brillante, sometido a la memez de Carmen, su esposa. 

Esa mujer cargada de prejuicios, inculta, aunque de buena familia arruinada. Siempre imagino a nuestra España rancia como a Carmen, la viuda de Mario. Una Sra. de buena familia arruinada que vive de lo que fue y no es, debió haber sido y nunca será. Preocupadísima por lo que dirán o dejarán de decir... 

Creo que se me está yendo la cabeza, perdón... Supongo que como no tengo silencios, se me pierde en la hojarasca de mis ruidos. Lo cierto es que como tampoco he tenido migas de pan, ni el don de Delibes, yo sólo recogía palabras. 

Siempre he sido recolectora de cosas inservibles. Pequeñas cosas que me gustan y voy recogiendo piedras, conchas, hojas, casas así. Insignificancias que guardo como tesoros. Hasta palabras joya encontré, mágicas, con color.  Hace mucho que no veo palabras en color, ahora sólo me ocurre con la música, con alguna. Durante mucho tiempo tuve una “libélula” verdeazul...después cuando llegué a Galicia me encontré con una “bolboreta” roja, una mariposa roja. 

Al lado de estas, tengo palabras que me explotan en los oídos. No las soporto, me suena como patadas en la boca “puerco”  por ejemplo “cantrojo”, “crisantemo”, “Restituta”, me suena a prostituta  y otra... me voy a coronar pero da igual:-) ... “follar” nunca me ha gustado,  nada de nada. Curiosamente me suena bien “joder” , es bestia, pero no duele al oído y follar sí... no sé porqué, pero es así. Hubo un tiempo que hasta me costaba pronunciarla, me sigue costando. 

Pensaba en esto porque de pronto veo que todo el mundo la usa. Igual de curioso descubrir como ahora todos usan “estulticia” por estupidez o “epatar” por asombrar y a mi, lo siento, sobre todo esta última, me parece el colmo de la imbecilidad:)) 

No sé si os ocurre a vosotros... 

No sé si tenéis palabras que os acarician, 

Otras que son dañinas al oído o... 

Nunca os habéis parado a pensar en ello. 

Seguramente, son eso, tonterías mías. 

Mis pequeñas tonterías...

 Un beso