MANIPULACIÓN PERVERSA O MÁGICA... ¡¡DUKE ELLINGTON!!

 A menudo me pregunto, cual es el comportamiento que los demás esperan de nosotros y qué esperamos nosotros de los demás. Difícilmente encontraremos a alguien que manifieste no gustarle la sinceridad y la transparencia. Aunque la triste verdad es que en general, nos produce urticaria. Casi nadie quiere escuchar la verdad de lo que pensamos, ni es capaz de contar sinceramente lo que piensa. Todos tenemos esos agujeros en los que nos escondemos de nosotros mismos para no ser encontrados por nadie. A parte de esos refugios íntimos, imprescindibles para sobrevivir, hay dos tipos de personas, los que actúan por norma de cara y los que modulan su comportamiento en función de a quien tenga delante o lo que pretenda conseguir. Modifican su discurso sobre la marcha, saben perfectamente el  hilo del que hay que tirar, la tecla que tocar para que suene la música que ellos necesitan, aun que con ello destruyan el instrumento... eso, no les importa nada.

No hay terreno más abonado para la demagogia y la manipulación, que la necesidad y la ignorancia. La fascinación que ejercen los polpopulistas demagogos, es directamente proporcional a la desesperación que siente la gente. Cuando como ahora, el pesimismo se instala en muchos, resulta irresistible no dejarse seducir por aquellos que nos dicen lo que queremos oír. Encantadores de serpientes que si además nos facilitan un chivo expiatorio a crucificar y de paso, culpabilizarlo de todos nuestros males, perfecto. Da igual, si se trata de un amigo, un político, una raza, un pueblo o cualquier otro ser. Reconozcámoslo, es sumamente agradable que alguien nos regale los oídos, nos exculpe y además señale con el dedo a un malo sobre el que cargar las tintas... siempre que ese malo no seamos nosotros y siempre que nos prometa que acabando con él, nuestros problemas desaparecen... 

¡¡¡ Salivamos de placer ante su presencia !!!

A lo largo de la historia han existido muchos tipos de demagogos populistas...perfiles que van desde los manipuladores inteligente como JULIO CESAR a los más truculentos y sanguinarios como GOEBBELS, ministro de propaganda del Tercer Reich, con HITLER.  Junto a él MUSSOLINI o el ambicioso STALIN, hasta incluso DE GAULLE. En nuestra reciente  historia, vamos de CÁRDENAS a PERÓN. De GEORGE BUSH, pasando por CASTRO hasta HUGO CHAVEZ. Ha habido populismo conservador como el de THATCHER o chabacano tirando a macarra, como el  BERLUSCONI.  

En nuestro país, tenemos un buen ramillete, pero no quiero que me silben las balas:-) Tenemos manipuladores de la información, como el rey  de la prensa amarilla MURDOCH  y aquí, no me reprimo nombrar a dos periodistas confesos JESÚS CONTE y JORDI MERCADER jefes de prensa de Jordi Pujol y Pascual Maragall, quienes sin rubor alguno confesaron sus artimañas ejerciendo de fontaneros de ambos. Podría dar nombres de muchos más en este ámbito ( mejor que cada uno haga su lista:-) manipuladores del show business como MADDONA o LADY GAGA... En la iglesia  ¡¡buufff que tropa!! En fin, en todos los ámbitos de la vida. Nos asedian los manipuladores, mejor lo dejo aquí...

No, aún no...por favor... ¡¡dejaos un poquito más!!:-) 

Quiero dulcificar este patético panorama que me está saliendo, hablándoos de otro tipo de manipuladores, los encantadores. Por increíble que parezca, también los hay. Existente manipuladores con genio y encanto, manipuladores que “a pesar de... o precisamente por”  se hicieron querer y respetar. Me voy a lo que más me gusta, la música. Os voy a hablar de uno de ellos, sin duda el mejor. El gran músico de jazz, DUKE ELLINGTON.

Nació en 1898 en Washington, en el seno de una familia acomodada. A diferencia de otros grandes músicos negros, Ellington tuvo una infancia feliz, en medio de una familia numerosa de educación victoriana.  No creció, como la mayoría de los músicos negros de blues y jazz, escuchando la música gimiente, palmeante y desgarrada de las iglesias, mucho menos los cantos de los esclavos. Su orgullo de ser negro, su conocimiento de la cultura negra provenía, de los libros.

Acostumbrado a la buena vida desde la cuna, durante sus giras al frente de su orquesta se hospedaba en lujosos hoteles para blancos, mientras las estrellas de su orquesta buscaban alojamiento en hoteluchos para negros. Y lo sorprendente es ninguno se lo reprochó, siempre conservó su lealtad, firme a toda prueba. Reconocieron, quisieron y respetaron siempre a su jefe, de ahí su apodo “el Duque”. Pasmosa maestría la de Ellington al conservar la orquesta más longeva de la historia del jazz. La resistencia y la constancia, es algo que admiro muchísimo, sólo por detrás de la sinceridad y la lealtad. En el mundo de la música, la pervivencia a lo largo del tiempo es algo excepcional.

Su habilidad extrema para manipular a las personas, sin excepción, le permitió dominar los egos de sus músicos, rebeldes por naturaleza. Duke extrajo lo mejor de sus músicos, y en consecuencia descubrió genios que no sabían que lo eran. Llegaban como humildes músicos que tocaban para que bailaran los que podían permitírselo, ellos solamente tenían talento, Duke los hacía brillar como a mismísimos dioses. 

Mientras muchos discuten a propósito de las estrategias que seguía Duke Ellington para registrar a su nombre piezas que intuía iban a ser de gran éxito, lo relevante estriba en observar su proceso de creación, tan único que se puede afirmar que su instrumento para hacer música no fue el piano, sino las personas que integraron su orquesta. 

Veréis, escribía notas sueltas en papeles sueltos o servilletas de papel. Llegaba a la sesión de ensayo con un par de temas en la cabeza. Los proponía al piano y sus músicos se encargaban del resto. En ningún momento se sentó frente al papel pautado a crear ideas musicales, no hay partituras suyas completas con un planteamiento, un desarrollo y un final. 

Las que existen fueron hechas por copistas o amanuenses. El Duque, más que escribir, dictaba. Porque El Duque grababa todo lo que hacía, pero he aquí otra faceta curiosa de su persona, siempre reservó su esencia individual. Nadie sabe cómo pensaba, qué había en el interior de Duke Ellington. 

Una personalidad compleja, reservado y a la vez muy sociable, singular y plural, retraído y a la vez mujeriego y juerguista...un gran artista de la música y de la vida...  ¡¡Afortunado él!! o quizá...¡¡no!!...¿quien sabe?

... ¿ Qué pensáis vosotros ?....

Un beso... transparente ;-)