“ En la playa con... los Srs. FREUD, MARX y NIETZSCHE ”

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No os asustéis por el título, que la cosa, ni es tan complicada, ni tan profunda como pudiera parecer por los sesudos personajes que me acompañan mientras tomo el sol, tranquis, que lo he escrito yo :-)

Supongo que en vacaciones, lo normal es ocupar la mente y el cuerpo en...nada, o sea vaguear mental y físicamente. Desde luego, esas serían mis vacaciones ideales, sobre todo si descubriera la fórmula mágica de desconectar a mis neuronas y embarcarlas en un crucero, a la Antártida, por ejemplo.

No hay forma, las mías deben ser viciosas del trabajo y a falta de nada mejor con lo que marearme, hoy les ha dado por la filosofía.

En alguno de los cien libros que tengo empezados y sin terminar, apareció un nombre Paul Ricoeur. Os preguntaréis... ¿quien es este elemento? Pues veréis, fue un filósofo y antropólogo francés, que en realidad, pasó a la historia por denominar a Karl Marx, Sigmund Freud y Friedrich Nietzsche “ LOS TRES MAESTROS DE LA SOSPECHA” utilizándose esta expresión, desde la filosofía, hasta la crítica de cine.

Y...¡¡ a cuento de que, viene esto !!

os estaréis preguntando...

Ocurre, que mientras estaba tumbada el otro día en la playa, pensaba si no seré yo un poco bicho raro. Porque vamos a ver, muy lista no soy, pero, aunque le sorprenda a alguno, estúpida tampoco. Y sin embargo he de reconocer, que mi racionalidad a veces, deja mucho que desear...

Comprendo, que para muchas personas, funcionar por la vida como yo suelo hacerlo, puede resultar incomprensible, sobre todo si tenemos en cuenta, que me encanta perder el poco tiempo que no tengo, en cosas que no reportan ningún beneficio material, como pueda ser escribir aquí en el blog, charlar sobre temas que a la mayoría les traerle al fresco o jugar con mi hijo, como si tuviera los 12 años que él tiene y además, pasármelo en grande.

A veces me dejo los cuernos en trabajos que sé, que no voy a poder cobrar y paso de otros, con los que podría forrarme. Me preocupo por gente a quienes ni he visto la cara, me encariño hasta de las hormigas. Soy incapaz de no enrollarme por la calle con cualquiera, aun sabiendo que llego tarde y casi siempre digo lo que pienso, aun sabiendo que no gusta y luego, me arrepienta mil veces .

Creo en un Dios a quien nadie ha visto o me gusta hablar con mi padre, a quien no veo desde hace más de seis años. Procuro que nadie me vea llorar, aunque lo hago a menudo, a veces incluso a la vez que río. Disfruto como una loca con todo cuanto me rodea, por pequeño y tonto que sea. Y a pesar de no recordar a veces, ni donde tengo la cabeza, no dejo jamás de preguntarme cosas.

Vamos, insisto, que muy racional, como que no soy...

En realidad, me hizo gracia la expresión “ maestros de la sospecha ” porque, estos tres personajes, lo que hicieron fue criticar cada uno a su manera, el racionalismo dominante en el pensamiento y en toda nuestra civilización occidental.

Ellos, veían la razón, como una simple justificación de pulsiones más profundas: para Marx era el materialismo económico, para Nietzsche, la voluntad del poder y para Freud, el inconsciente dinámico, expresado en el deseo sexual, la frustración y la agresividad. Es decir, sospechaban que no todo se reducía a un racionalismo puro y duro.

Todos ellos, consideraban que la consciencia en su conjunto es falsa, o sea que lo que percibimos no es real. Para Marx, la conciencia se falsea o se enmascara por intereses económicos, para Freud por la represión del inconsciente y Nietzsche consideraba que todo está enmascarado, por el resentimiento del débil. A su manera cada uno, renegó de las ilusiones éticas, políticas, religiosas o de las percepciones de la conciencia, pero buscaron otras, sobre la que sustentar la explicación de cuanto nos ocurre.

Marx anhelaba alcanzar la liberación por una praxis que desenmascarara la mentalidad burguesa. Nietzsche pretendía la restauración de la fuerza del hombre, por la superación del resentimiento y la compasión y Freud, buscaba una curación por la conciencia y la aceptación del principio de realidad.

Los tres, como os decía, coinciden en la denuncia de las ilusiones y de la falsa percepción de la realidad, pero a la vez emprenden la búsqueda de una utopía. Los tres realizaron una labor arqueológica buscando los principios ocultos de la actividad consciente, si bien, simultáneamente, construyeron mal que les pese, una teleología, un reino de fines.

O sea, para que me entendáis, yo creo que estos tres personajes, pensadores donde los haya e incuestionables baluartes de la intelectualidad universal, a su manera abogaban por que el ser humano fuera consciente de la falsedad de cuanto percibían para, tras pasar por el purgatorio de la crítica marxista, freudiana y nietzscheana, todos recuperáramos una ingenuidad purificada y fuerte.

Lo que quiere decir, que cuando yo corro por encima de las camas jugando con mi hijo, por ejemplo, no es que esté trastornada, como opinaría mi suegra, si me viera . En realidad lo que hago, es volver a esa ingenuidad purificada que estos grandes hombres tardaron en sintetizar en sus escritos, años y años de sesudos estudios. Lo cual, me deja muy aliviada :-)

Y que si bien, tanto Marx, como Nietzsche, son el paradigma de la antireligiosidad, pocos saben, sin embargo que ambos fueron fervientes admiradores de la figura de Cristo, como personaje histórico. Según las propias palabras de Nietzsche, “ Cristo fue el único cristiano ” ¿qué criticaban entonces? la hipocresía, parafernalia y el merchandising que se generó a su alrededor.

Vale, “la religión es el opio del pueblo”, es verdad, pero...¿ será mejor dejarse drogar por la TV, las rebajas del Corte Inglés o las mil formas en las que fundirse la Mastercard ?...

Por tanto, he decidido, seguir el criterio de no represión que abogaba Freud...

¿Por qué voy yo a ser una descerebrada irracional, si deseo creer que hay algo ahí arriba o donde sea, a lo que me gusta agarrarme en caso de apuro o necesidad? Por el mismo motivo..¿ por qué no voy a darme el gusto de hablar con mi padre, si deseo creer que en alguna parte me escucha? O ¿por qué no voy a dejar que salga la pequeña alocada que llevo dentro, cuantas veces le apetezca?

A lo mejor resulta, que la irracionalidad...

es más racional de lo que suponemos.

¿Qué opináis vosotros?

Siempre que me da por pensar estas cosas,

escucho esta joya.

Si no habéis entendido, ni palabra,

no dejéis de escuchar esto.

Ellos, lo explicaron de maravilla,

por algo fueron...

¡¡ uno de los mejores !!

Ya queda poco...¡¡aprovechadlo!!

Un beso.