"MIENTRAS LA CIBELES VUELVE A SONREIR...OS CUENTO, UNA DE JUZGADOS..."

Aquí, casi nunca os hablo, de mi trabajo, porque justo este es el lugar donde huyo de él. Generalmente, es demasiado pesado y a veces penoso, como para martirizaros con semejante tema.

Pero a veces, me suceden cosas, dignas de un guión de Berlanga. Y, como de nuevo he observado que los nubarrones, se ciernen sobre nuestras cabezas, he pensado que a lo mejor os apetecería, sonreír un momentito conmigo.

Veréis, una semana al mes, estoy de guardia en el turno de oficio. Trabajo en un partido judicial pequeñito, compuesto por cuatro ayuntamientos. Por este motivo, el ser pocos los colegiados, estamos adscritos todos por obligación. Así es que, una semana al mes, esta por ejemplo, cada vez que suena el teléfono en el despacho, entro y salgo de los cuatro cuarteles de la benemérita, la comisaría y los juzgados, así como unas cinco o diez veces al día.

Bien, el viernes, comenzó como todos los días, que si una pobre, con el ojo morado a manos del bruto de su marido. Que si otro, que se pasó de frenada, con los dos litros y medio de cerveza, que llevaba encima. Que si a otros dos más, les pillaron con unos gramos de farlopa, tecla, harina o coca, que todo es lo mismo, en fin, lo de siempre.

Pero esa tarde, recibí la llamada del jefe de puesto, de uno de los acuartelamientos. Es un tipo, así, muy pintoresco. A veces, creo que se transfigura en su mente, no sé si en Rambo o en Don Quijote de la Mancha, viendo gigantes, donde sólo hay molinos...

Por su tono de voz, me di cuenta que se encontraba en pleno trance...

-Sra. letrado, preséntese en cuanto pueda en este acuartelamiento,

vamos a proceder a un registro domiciliario, urgente - me dijo.

- Bien , le contesté, en unos veinte minutos estoy ahí -

Llovía a mares, por la mañana además de todo lo que os he contado, había tenido una vista cortita en el juzgado y por esa razón, llevaba una botas altísimas, de esas de tacón de aguja, que la indumentaria en este trabajo, hace mucho, a la hora de impresionar al contrario. ;-)

Así es que, subida en mis taconazos, me fui a ver que ocurría.

Al llegar, vi tres coches patrulla con sus sirenas azules girando y un trajín de guardias civiles, digno de un operativo dispuesto para desarticular un comando de ETA. Me acerqué, me identifiqué y rápidamente me pasaron con nuestro amigo “Rambo II”. Se le notaba eufórico, sus ojos brillaban, por su frente resbalaban gotitas de sudor y se frotaba las manos, ávido por entrar en acción.

Estaba acompañado por la Secretaria judicial y dos o tres guardias más de paisano, de “la judicial”...En un caso normal, primero me pasan con mi cliente, para proceder a la lectura de derechos y posterior declaración, pero esta tarde, la cosa debía ser gravísima, porque decidieron, que el registro iba antes.

Ni siquiera tuve el placer de conocer a mi ilustre defendido, a quien por lo visto, ya tenían en uno de los coches patrulla. Mi mente, que ya sabéis es un tanto calenturienta, entre que observaba el panorama, me situaba y les veía corretear a todos de un lado a otro. Imaginaba que cuando menos, debía haberme tocado, el mismísimo primo de Sito Miñanco, uno de los más afamados narcos de estas tierras, en fin, que me dejé introducir en uno de los coches, acompañada por la secretaria, que a penas habla, dos guardias y allá nos fuimos...

Poco tiempo después, la comitiva, salió de la autovía y se deslizó por unas pistas embarradas que subían por un monte, serpenteando entre carballos difuminados, tras una lluvia que no cesaba...Finalmente, llegamos.

Salí la última del Patrol. Como es alto, di un saltito al bajar, de tal forma y manera, que mis dos tacones, se hundieron a tal profundidad en el suelo, que me quedé clavada.

Como lo oís, toooodos camino de una casa desvencijada que se veía en medio del monte y yo... peleando por despegarme del suelo. Menos mal que uno de los guardias, se percató de la situación y acudió en mi ayuda, porque sino, allí sigo. Pero, mi calvario no había hecho más que comenzar, porque entre el barrizar, la lluvia y que mis botas se hacían las remolonas, clavándoseme una y otra vez, fue toda una aventura llegar. Gracias a la amabilidad de la benemérita, sino, imposible ;-)

Finalmente, me presentaron a mi defendido. ¡¡Ay, Dios que poema!! ¿recordáis los dibus de la hormiga atómica? ¡¡pues igual!! era todo cabeza, como las gambas. Su cuerpo minúsculo y esmirriado, se encorvada no sé, si por el peso de su cabeza, o el pesar de la situación. Sin ser capaz de verle los ojos, le extendí la mano, que me estrechó a pesar de las esposas y entramos.

Los guardias comenzaron a revolverlo todo, aunque sinceramente, en el desorden que nos rodeaba, a penas se notaba su paso. La secretaria, como una autómata, levantaba acta de lo que le iban nombrando y yo, intrigadísima deseando descubrir, el cuantioso botín que nos había llevado a aquel lugar perdido en medio del barro.

De pronto, la voz del capitán, sonó en la otra habitación...

- ¡¡ Una planta !! ¡¡ No, que son dos !! -

A mi, que tengo la risa floja, casi se me escapa una carcajada.

¡¡Por Dios!! pensé, ahora este, se nos ha metido jardinero...

En fin, que nos fuimos hacia la voz, y allí en medio, entre la hojarasca de dos frondosas plantas de “maría”, asomaba excitada, la carita colorada del capitán.

A mi, tanta alegría por dos plantitas de nada, comenzó a darme mala espina, pero confié, que lo mejor, aún estaba por llegar. De nuevo, nos sobresaltó la voz de otro guardia desde la habitación del fondo.

- ¡¡ Aquí, aquí está !! gritó.

Y, de nuevo, todos nos movilizamos en esa dirección.

Mientras nos aproximábamos, yo imaginaba dos o tres fardos de hachís, algún paquete así, gordito de coca, un cadáver ...¡¡ que se yo, algo impresionante !!... pero no.

Ante nosotros, teníamos la habitación de un chatarrero.

¡¡Vamos!! había de todo, menos valioso. Bafles con los cables cortados, radiocasets que ya nadie usa, ventiladores, radiadores y así como diez o doce video consolas de marcas surtidas, en medio de una mugre inmensa y toda la basura imaginable. El cuantioso botín así por lo alto, dudo mucho que superara los 600 euros.

Pero si veis la cara del capitán ¡¡era todo un espectáculo!! es que...

¡¡ era una alegría verle disfrutar, en medio de toda aquella porquería !!

Estuve a punto de decirle, que tomaran nota de unas latas de cerveza, por si a caso contenían sustancias radioactivas, o que se anduvieran con cuidado, no fueran a pisar la cabeza de algún misil termo nuclear, pero me callé. ;-)

Me crucé de brazos y esperé pacientemente que la secretaria, hiciera la relación de todo, mientras pensaba en el barrizal que debía cruzar, hasta llegar de nuevo al coche patrulla. Casi era más peligroso y excitante aquello, que todo lo que aquel pobre diablo, guardaba en su cochambrosa guarida.

Esto es todo,

espero, que al menos por unos minutos,

os hayáis olvidado, de tanto y tanto nubarrón.

Os dejos con otro pobre diablo, pero este...

¡¡encantador!!

La canción...¡¡preciosa!!

Ana Belén y Joaquín Sabina...

”A la sombra de un león”

¡¡ La Cibeles, volverá a sonreir !!

y nosotros también, seguro.

( Casualmente el éxito del Barsa, a los que felicito,

ha coincidido con la letra de la canción y el ambiente oscuro,

por eso la referencia a la Cibeles, por si ;-)

¡¡ Que esta semana,

nos abriguen a todos, el corazón!!

Un beso