"SEGUIMOS A FLOTE" (Segunda Parte)

La travesía sigue su curso sin novedades. Bien pensado, algunas cosillas, si que han sucedido...

La última vez que tocamos puerto, subieron a bardo, tres nuevos tripulantes. Pegasa, una mujer impresionante, en todos los sentidos, ¡tanto! que los sentidos de toda la tripulación “con barba”, larga o corta, saltaron raudos hacia ella...

Francisco, que de todos, es el más ágil, todo un caballero y gentil, donde los haya. Acudió con presteza y gran solicitud, a recogerle las maletas. Tras la tercera, que como una torre, se fue elevando sobre sus brazos, perdió el equilibrio y cayó aplastado por ellas…Preidolia, lo miró con pena, pero enganchando a Pegasa por un brazo, se la llevó a toda prisa, mientras el pobre Francisco, seguía luchando con el cuantioso equipaje.

Ambas en minutos, se perdieron por cubierta. Pereidolia, al oído le iba poniendo al día sobre el pasaje, en su maravilloso lenguaje, ese tan críptico e insinuante, que tanto la caracteriza.

También llegaron Albino y Azul, que es como una hadita buena, tan menuda y dulce como “Campanilla”. Viajará con nosotros hasta Isla Tortuga, donde la espera su prima, una afamada científica especializada en entomología.

Albino, será nuestro reportero en jefe, cronista risueño, hombre muy viajado y perfecto conocedor de todo tipo de tribus y homínidos. Enseguida hizo buenas migas con Julio y Lola, quien sin darle tiempo a respirar, le anudó una enorme servilleta de cuadros rojos al cuello y le sirvió un enorme plato de macarrones.

Julio, sonriente, alentaba a Albino en su tarea y le recomendaba por lo bajo, que no perdiera el tiempo en oponerse a los deseos de Lola, que Lola, es mucha Lola…

Y mientras Albino, sudaba la gota gorda, en su intento por hacer desaparecer los macarrones del plato, Julio amablemente, le sacaba el sudor que chorreaba de su frente, mientras Douce, feliz, ladraba alrededor de ambos, confiando en pillar algún trozo despistado de carne…

Mientras tanto, el resto seguíamos dormitando tirados por cualquier rincón del barco, que el rey Eolo, atizaba de lo lindo y nos tenía a todos postrados…

Yo me había colocado a barlovento, mirando el cielo y calculando si las nubes iban o venían, que allí la brisa y el olor a mar es más intenso.

La que más sufría era Marina, encaramada en lo alto del palo mayor, que la pobre, parecía más un pollo frito, que una persona. Como podía, encajada en el cubículo de vigía, pasaba el tiempo, transcribiendo con una pluma de gallina, manuscritos antiguos para su hija, que preparaba en el continente, su doctorado en alquimia y nigromancia. De vez en cuando, nos caían desde lo alto, gotarrones de sudor, momento en el que le hacíamos llegar, un cubo de hielo, que nos suministran desde el Polo, dos albatros.

Kim y Toro, se alternaban el gobierno del timón. En cuanto uno y otro tenían un ratito, ella, famosa defensora de causas perdidas, arengaba a los tiburones congregados frente al barco, sobre los derechos civiles de los peces, quienes, tras escucharla atentamente, se zampaban lo primero que se les aparecía…

Toro, tan grandote él, algo así como “El garçon” de Bella, pero en inteligente y sensible, dejaba caer todo su cuerpazo esparramado sobre el timón y estirando la cabeza, con una mano iba hilando los versos de su inefable “Justiniano”…

Jardinera, ya se sabe, toda ella llena de colorines, corazones y alegría, regadera en mano, correteaba por cubierta refrescando con su agua rica, a flores, macetas y verduras varias, que tenemos la embarcación más florida y verde, que jamás se haya visto.

¡Ah! casi se me olvida, resulta que ayer,

mientras dormíamos,

nos abordaron los corsarios,

¡¡como lo oís ¡!... ahora os lo cuento.

A noche, imaginaros, la pobre Marina churruscada y rendida. Vero que continuaba encerrada y enterrada entre sus libros, con esa carita casi azul, que se le está quedando de no tomar el aire, ni se percató de nada…y mientras recitaba sus temas, entre rocas magmáticas, ígneas y metamórficas y la partición celular…

¡¡¡Zassssss!!! los corsarios encima.

Los Capitanes Barbapanta, melena y larga barba al viento. Y su lugarteniente y compañero Capitán Guerrero Antonio (en adelante Guerrero para abreviar).

Junto a su tripulación pirata, como sombras de ultratumba, se deslizaron sigilosos por cubierta…

Recuerdo, que yo, ensimismada con las nubes, me había quedado dormida, acurrucada sobre la cabullera. Sobresaltada abrí un ojo y…muy despacito el otro, porque enseguida sentí, el frío filo de la espada de Brabapanta en mi cuello. Quien, como una enorme sombra, me observó un instante y…debí parecerle poca cosa, porque en lugar de rebanármelo, se giró en redondo y pasó de mi.Y dirigiéndose a sus secuaces, su voz retumbó, como un trueno en la noche, cuando gritó:

¡¡¡Al abordaaaaje!!!

Lo más gracioso del asunto.

Y por eso os lo cuento, ahora tan campante.

Es que no había nada que abordar, pues todo el mundo dormía.

Guerrero Antonio, famoso en los siete mares, por su virtuosismo como acróbata e intrépido espadachín... a lo Burt Lancaster en .... “El Alcón y la flecha”.

Saltó de su galeón y tras hacer dos piruetas y tres saltos mortales con tirabuzón rizado, que terminó con un aterrizaje en forma de águila desplegada y con el sable entre los dientes, como mandan los cánones de todo pirata que se precie. Miró a un lado… y luego al otro, esperando encontrar un adversario, y ¡¡nada!! Y al observar la quietud que le rodeaba, quedó transpuesto y abrumado…

En fin, que ante tamaña decepción, Barbapanta y Guerrero,

se encogieron de hombros y... poco a poco, los ánimos fueron calmando.

Tras confraternizar un rato, una vez se hubo despertado el personal, decidimos pedirle a Lola, que encendiera los fogones y preparara… te con leche, chocolate, tarta, bollos y fresones.

¡¡Memorable aquella noche, os lo puedo asegurar !!

Y hoy, ya veis, el sol nos ganó la partida y aquí seguimos, medio alelados, medio dormidos… Soñando con el frío, helados de frambuesa y con torrentes cristalinos…

….Continuará… (si queréis, ¡claro!)

Y mientras afloja el calor, y como siempre. Os dejo con un precioso poema de Octavio Paz, como es inmensamente inmenso, uno de los más largos que jamás he visto y que a pesar de ello os recomiendo, pues encierra 4.932 historias o una sola…, según para quien, sólo os dejo un pedazo:

Piedra de Sol

“…Un sauce de cristal, un chopo de agua,

un alto surtidor que el viento arquea,

un árbol bien plantado más danzante,

un caminar de río que se curva, avanza,

retrocede, da un rodeo y llega siempre:

un caminar tranquilo de estrella o

primavera sin penumbra…”

Octavio Paz

“…Y recordad, soñad, soñad, soñad…”