Declaración de intenciones:
Desde que la escuché, cantando, pero incluso aun más hablando
-mucho antes de ser híper mega famosa-
me gustó. Me pareció alguien muy especial.
Entre LUX-itania y la Galia, estamos nosotros, los celtíberos. Bastante godos, algo alanos e incluso a veces, medio vándalos : ) Habitualmente nuestra idiosincrasia patria, fruto del crisol cultural del que somos resultado nos impide ponernos de acuerdo en, prácticamente nada. Haga lo que haga quien lo haga, por más méritos, valía contrastada o cualificación acreditada que ostente, le surgen detractores hasta debajo de las piedras deseosos de despellejarlo.
En este país, los odiadores profesionales, fanáticos ideológicos, hooligans y críticos furibundos, proliferan más que el polen en primavera. Por esto, que por una vez y sin que sirva de precedente, la inmensa mayoría coincida en alabar el último trabajo de esta artista, me devuelve la esperanza de que quizá algún día, sólo quizá, logremos unificar opiniones sobre algún otro asunto de más interés para todos :-)
Por favor, cogad los prejuicios e ideas preconcevidas en el perchero que encontraréis a mano derecha según entráis, muchas gracias; )
Más allá de su música -que gustará o no-, de esa naturalidad de chica de barrio que conserva, vestida de McQueen o chandal de mercadillo y esa carita genuina, entre ingenua y asombrada que se tapa con las manos cuando le dicen algo halagador. Al margen de que presuma de ser estudiosa, perfeccionista y trabajadora incansable, hoy, que la máxima aspiración es ser youtuber o tikToker, más allá de todo eso, me admira su valentía arriesgando. Su desbordante creatividad y más que nada, su increíble capacidad para mezclar estilos imposibles, aparentemente antagónicos.
Nadie en el mundo de la música lo había hecho hasta ahora con tanto arte. Cierto que maneja el marketing y los medios como nadie, pero sin un buen producto, no hay negocio. No, a largo plazo, como es el caso.
Fue allá por el 2018, cuando nos sorprendió con la fusión -única hasta entonces- entre flamenco, rap y trap, en "El mal querer" su segundo disco. Después, las malas compañias nos la torcieron un poquito y en 2022, se nos volvió malota en Motomami, su tercer disco. Me costó, pero se lo perdoné al observar que allí, había mucho más de lo que aparentemente parecía. No sólo inventó un idioma propio, rizando el rizo mezcló, pop, trap, reguetón, baladas e incluso danza caribeña con una atípica opereta sobre la liberación femenina, rematando la pirueta con un doble mortal en forma de bolero al que le dio sinergias de rap. Alguien da más? Pues sí. Ella misma ahora, con su nuevo trabajo.
Personalmente me importa poco, si de nuevo los puristas o los que necesitan meter el dedo en ojo ajeno, debaten sobre si esta mezcla lírica-clásica con pop y un revoltijo de ritmos, es más una cosa que otra. ¡Qué más da si suena así de bien!
Me importa mucho más por ejemplo, que gracias a este trabajo mucha gente que no se acercaría al mundo lírico o clásico ni con pinzas, ahora flipen con él. Me importa también, que al contrario de lo que gente como MADONNA o LADY GAGA, hicieron en el pasado, con sus referencias al mundo religioso, únicamente para polemizar o escandalizar al conservadurismo de la época, ROSALÍA, con todo respeto, use el potente imaginario religioso para reivindicar la espiritualidad, la introspección, al margen de religiones ortodoxas o dogmas. Usa la mística femenina como lenguaje vehicular para hablar de cosas tan poco habituales como que el amor transcendente sobrevive al superficial, o que la luz triunfa sobre las tinieblas. ¡Ya era hora! Aquí todos a oscuras con tanta negrura aterrorizante al rededor.
Y me importa también para terminar, que gracias a ella -entre otros grandes personajes, casi todas mujeres- se recupere la memoria de una filósofa que fue la coherencia llevada al extremo. Alguien absolutamente excepcional a quien seguramente, si no fuera por este disco, pocos llegarían a conocer
Primera mujer en estudiar Filosofía en la École Normale Supérieure -la segunda fue otra famosa Simone, Beauvoir- Brillante, lúcida, tremendamente empática e inteligentísima. Apostó por el pensamiento crítico y la defensa de lo humano, lo local y lo cercano frente a la abstracción de los dogmas religiosos o las grandilocuentes ideologías. Teniendo una posición acomodada la abandonó para ser profesora, anarquista y obrera -trabajó en granjas, minas, barcos de pesca y fábricas en las peores condiciones imaginables- Receló tanto del fascismo como del comunismo. Brigadista en nuestra guerra civil. La masacre humana que vieron sus ojos la marcó profundamente. Más tarde se dedicaría a ayudar a los refugiados de Hitler, Stalin. Además, también participó en la Resistencia francesa, todo esto con poco más de 34 años, que fue a la edad que murió. Le llamaron la santa laica.
Me ha parecido entender, que lo que Rosalía reivindica de Weil, precisamente por vivir en plena eclosión de los totalitarismos -casi como parece está volviendo a ocurrir hoy- dominados por la fuerza bruta, que comparaba con el dominio de la gravedad que tira de nosotros hacia abajo y que sin embargo a ella -como sería lógico viviendo lo que vivió- no la hundió en el desánimo pesimista. ¿Por qué no? Descubrió una chispa de esperanza que llamó "gracia" y que según ella, tira de nosotros hacia arriba. Esa chispa puede hacer que todo cambie dentro de nosotros, suceda lo que suceda fuera. Creo que esa chispa, es la misma que ahora reividica ROSALÍA en este disco. Le leí en una entrevista, algo así como que "en una era sin fe, ni certezas, quizá es más necesario que nunca una fe, una certeza, una verdad. La que sea" pero para ello, para que surja esta chispa -decía- es necesario prestar mucha atención, ser conscientes de cada instante. No vivir como autómatas. Justo como lo hacemos hoy, arrastrados por este sistema consumista, tan sobreinformados que nos desinforman, enloquecidos a la búsqueda de esa satisfacción instantánea que nos mantenga tan dispersos como alelados, enchufados a la soma: )
Creo que Ella, -Simone Weil- no quiso creer en lo que le contaron, creyó en lo que vivió. Rosalía hace lo mismo y nos lo cuenta a su manera. Como ella sabe, con música. Le copia frases como "que el amor no es consuelo, es luz" esa gracia, esa chispa que nos cambia por dentro y tira de nosotros hacia arriba, es esa luz. Imagino que por eso este disco se llama LUX.
No me digáis que hoy, más que nunca, es imprescindible recuperar este pensamiento. Eso o cosas como... "cuántos puñetazos te han dado que deberían ser abrazos" ... Lo dejo que pillo carrerilla y seré incapaz de terminar esta entrada : )