¡¡COMIENZA A LLOVER, DE NUEVO... BUEEENO, YA PARARÁ!!:-)

Cuando estos días pasados, hablábamos de coscorrones, muchos de vosotros me comentasteis y es verdad, que con ellos, a veces se aprende. Lo difícil es pensar en positivo mientras los sufres, porque el aturdimiento del golpe no nos deja ver más allá. Ahora mismo está comenzando a llover... otra vez. Esta tierra se hace muy dura, para quienes como a mi, no nos gusta nada la lluvia...veréis ¡¡odio la lluvia!! es un sentimiento inexplicable, mezcla de fastidio y agobio, sin lógica aparente que se apodera de mi, cuando veo como comienza a caer, después... me resigno. Supongo que estoy pensando esto, justo ahora, porque con la lluvia, ocurre como con los golpes.

En ocasiones, cuando sentimos cómo la humedad de la lluvia nos cala por dentro o por fuera, la sufrimos suponiendo que va a ser algo permanente y constante en el tiempo, como cuando sentimos el dolor del golpe. Somos incapaces de pensar que pasará... siempre pasa. La velocidad con la que lo haga, sólo depende de nosotros.

Así que ahora, he decidido recordarlo mientras escribo, como conjuro contra el inminente apagón que suele darme. Es cortito, como una bajada de potencia en el fluido eléctrico, pero hoy...¡¡ ni eso, le pienso permitir !!:-)

Generalmente a medida que todo se oscurece, poco a poco y sin darme cuenta, me apago al ritmo de la luz. Si me pilla el aguacero fuera, montón de veces por cierto, no me apago, me desespero. Huyo de ella, como quien lo hace de un fantasma. Sintiendo como me atrapa, como el frío y la humedad resbala por mi cuerpo, mientras me empapa, sin remedio.

En ocasiones, muchas, he debido permanecer bajo ella, ligeramente protegida pero sin poder evitar calarme hasta los huesos. Aquí cuando llueve, los paraguas sirven de muuy poco. En esos momentos activo una versión autodidacta, del precioso cuento de “la pequeña cerillera” ¿recordáis como soñaba con cada fósforo que encendía? pues igual. Yo me escapo con la cabeza cuando no quiero estar donde estoy... en estas ocasiones, al calor de mi casa, recreándome en lo a gusto que voy a sentirme cuando me quite la ropa empapada y me meta bajo una ducha calentita. Supongo que por eso, soy de secado rápido. Lo anticipo:-)

Si el chubasco descarga por dentro, el proceso es el mismo, inconscientemente vuelo a refugiarme en los confortables y cálidos recuerdos del pasado inmediato o lejano, esos en los que nunca llueve y sientes el calor del sol. Me acurruco un rato en ellos y espero que pase el aguacero.

El problema surge cuando nos instalamos en ellos sin ser capaces de salir. Cuando olvidamos el camino de vuelta a nuestro presente. Cada vez veo más gente acurrucada en su pasado, por lo mucho que le duele el presente o le asusta el futuro.

Personas que siento que están ahí, porque las ves tristes, irritables, mal humoradas, buscando siempre a alguien a quien culpar o reprochar la humedad que sienten por dentro, cuando lo que les ocurre, no es más que amnesia por no recordar el camino de vuelta al presente, ese que nunca es tan malo como suponen, pero que ni prueban. Si lo prueban, lo hacen con tanto asco y desgana, que jamás lo saborean.

Se anclaron en lo que fue y ya no es, o en lo que les gustaría que fuera, pero nunca llega. Viven el pasado o sufren por anticipado el futuro, sintiendo la frustración generada por la desubicación.

Ayer, en medio de la locura del carnaval, bajo cuyas máscaras se ocultan montón de caras con goteras, me di cuenta que demasiada gente no sabe como pasar sus aguaceros. Demasiados que están empapados por dentro, ni lo saben. Disparan contra todo lo que les rodea culpándoles de su humedad. Pero nadie más que nosotros puede secarnos. Ni se puede vivir en el pasado, ni sufrir por un futuro que aun no ha llegado.

Yo creo, que mientras soportamos el aguacero, deberíamos recordar dos cosas, que la lluvia es necesaria, incómoda, pero necesaria. Nunca valoraríamos el sol si siempre luciera en medio de un cielo azul. En realidad la lluvia, no es más eso, un impás, entre que el sol se oculta tras las nubes y vuelve a brillar cuando estas pasan.

Deberíamos aprovechar ese tiempo duro de lluvia para darnos cuenta, que en ocasiones, hay que matar el pasado, o lo que sea que nos atrape y no nos deja encontrar el camino para saborear el presente.

Además, la humedad es necesaria para la siembra, pues eso, sembrémonos enteros de proyectos, de ilusiones, de sueños y disfrutemos viendo como germinan las semillas, acompañándolas y sintiéndolas crecer por dentro. Estar ahí, bien atentos, para cuando resurja nuevamente la vida, cuando pase el chubasco, agarrándonos bien fuerte de ella, para ir directos hacia nuestro sol brillante. Ese lugar confortable en el que todos soñamos estar siempre a gusto, calentitos y secos.

No dejéis de escuchar esto, por favor.

Seguramente la conocéis de sobra,

una maravilla de música.

Y el montaje del video es...

¡¡ precioooso !!

Llueva o no llueva, que el sol brille dentro:-)

Un beso