¡¡ NO PODEMOS VOLVER A TRÁS, ASÍ QUE... AHORA O NUNCA !!

¿Te parecerá normal estar a estas horas, aún en la cama?

¡¡ Estás colmando el vaso, niña...lo estás colmaaandoo!!

Arrebujada bajo el edredón, escuchaba aturdida los gritos que su padre le estrellaba contra unos oídos, aun entumecidos por la música y el machacón pum, pum de la noche anterior...No entendía absolutamente nada de lo que le decía aquel hombre. Aquel personaje que había pasado en pocos meses, de ser la persona que más amaba en el mundo, a convertirse en su más ferviente enemigo... ¿quién era él en realidad? ¿por qué no la dejaba tranquila? la vida sólo se vive una vez y él, pretendía que languideciera encerrada en su habitación, enterrada bajo libros... ¡¡ja!! ¿estaba bueno si pensaba que iba a renunciar a la locura de sus 17 años ? ¿qué sabía él de la vida, qué sabía él de nada?

Colocó la almohada sobre su cabeza, para amortiguar los gritos y mentalmente tarareó algo para aislarse de lo que le rodeaba... de pronto...sintió como el frío la envolvía. Su padre, de un tirón le había retirado el edredón. No le quedó más remedio que sentarse en la cama y mirarle...con una mirada larga, arrogante, sostenida... con toda la altivez del mundo, desafiante. Él seguía hablándole en tono alterado, inquisidor y cara crispada. Ella le escuchaba en silencio...ni una palabra, nada, sólo le miraba. Sin ser muy consciente de cómo sucedió...sintió una mano enorme estampándose con fuerza contra su cara...frío y calor a la vez, roto, rasgado y crujido juntos... enderezó la cabeza y le miró...él tenía el rostro desencajado y ella...con desprecio, con todo el desprecio que encontró dentro, le siguió mirando...sentía como su cara hervía por el calor del golpe, pero no movió ni un músculo, allí quieta, inmóvil frente a él.

Ni una lágrima, ni un gemido...nada de nada, sólo... desprecio. Tan frío e hiriente como un cuchillo que clavó hasta la empuñadura sin piedad en aquel rostro. Aquel rostro que la siguió con una mirada infinitamente triste, desarmada...mientras ella, despacio, masticando cada movimiento se levantó. Caminó lentamente, con la dignidad de una princesa altiva. Mientras se alejaba, veía por el rabillo del ojo, como lo dejaba allí hundido, vencido... hasta perderse bajo el agua de la ducha.

Desde entonces, habían transcurrido más de veinte años...

...Frente al espejo, trazaba con la rapidez y seguridad de quien estampa su firma, la raya bajo sus ojos, dos toques con la brocha en los pómulos... ahuecó su cabello, se subió a los tacones, cogió el bolso, las llaves, el portafolios y... trotó escaleras abajo hasta alcanzar la calle.

Sintió el calor del sol y la caricia de una brisa suave...sonrió. Meneó la cabeza para retirar un mechón y caminó con paso firme. La mañana transcurrió, entre reuniones aceleradas, citas concertadas, el trabajo del despacho...correr, correr...siempre corriendo.

A media tarde... allí estaba ella, esperando encontrar con avidez, aquella carita que tanto adoraba, entre otro montón de madres, a la salida del cole... Por fin lo vio, sus sonrisas se hicieron un hueco entre la gente... el pequeñajo corrió y ella lo estrechó entre sus brazos Mmmmmmm ¡¡ que bien olía !! ¡¡cómo le gustaba sentir su olor!!

Corrieron hacia el coche, mientras él le contaba a toda prisa, mil y una historias absolutamente impresionantes... entre lápices, profes horribles y compañeros asesinos de menos de 7 años... ella le escuchaba sonriente y de vez en cuando, acariciaba aquella cabecita loca que aturulladamente le contaba lo terriblemente dura que es la vida de un niño...feliz.

El día anterior como casi todos los días, había hablado con su padre. Noche sí, noche no...si no llamaba él, lo hacía ella. Hacía años que vivían lejos uno del otro, pero siempre habían estado muy cerca, tanto... que a veces parecían uno. Su padre acababa de superar una durísima enfermedad, afortunadamente estaba bien, muy bien.

Aquella noche sonó el teléfono y como todos los días, esperó encontrarlo al otro lado, pero no fue así... alguien -no es capaz de recordar quien- le dijo secamente y muy, muuuy despacio... ¡¡Vente a casa, tu padre se muere !!

Nunca supo por qué, pero en aquel instante eterno que la partió en dos...lo único que vio tras aquellas palabras...como si el mundo se volatilizara, como si el tiempo no existiera o transcurriera en una espiral caótica... fue...aquella mirada infinitamente triste, desarmada... aquel hombre hundido y vencido que la seguía con la mirada.... mientras ella, caminaba hacia la ducha.

Después de varias horas de coche, llegó a casa.

Pero su padre...ya no estaba.

Sinceramente, no tengo ni idea de por qué...

me ha salido lo que habéis leído.

Seguramente, porque acabo de escuchar esto...

El tiempo pasa demasiado rápido,

la vida es un instante fugaz...

¿ No tenéis la sensación a veces,

como que todo se nos escapa ?

¡¡ Tendremos que aprender...

a no dejar pasar... nada importante !!

Casi nunca hay otra oportunidad

Un beso