¡¡CABEZA A PÁJAROS!!:-)

Siempre os comento que soy el despiste con patas... pero una cosa es ser despistada y otra, la hermana gemela de Mr Magoo. Coloco un papel, las llaves, lo que sea y al instante, como por arte de magia, desaparece. A veces, parezco una científica loca corriendo de un lado para otro intentando encontrar lo que busco y perdiendo, lo que acabo de encontrar. Yo misma, ando la mayoría de las veces medio perdida.

La gente se queja de lo rutinarias que suelen ser sus vidas y la mía es una completa aventura desde que salgo por la puerta. 

Puedo pasar por una calle cientos de veces y descubrir asombrada una tienda que lleva abierta meses, una farola que lleva años o como hace un momentito, quedarme embobada mirando un cactus estrechito de más de 8 metros de alto en un jardín frente al que llevo pasando, tooooda la vida. ¡¡Juro!! que jamás lo había visto, de hecho volvía a casa con unas amigas y me miraban de reojo -yo lo notaba-  como preocupadas:-) En el fondo, las comprendo. Parezco vivir permanentemente, bajo algún extraño encantamiento... 

Pues bien, os voy a contar mi antepenúltima peripecia. 

La última, siempre está por llegar...

En mi ciudad tenemos tres juzgados. Uno de los cuales, de reciente creación, está situado en una calle peatonal en la que los días de mercado colocan sus puestecillos los feriantes. Sus instalaciones son tan minúsculas que cuando se señalan juicios, mientras nos toca el turno, debemos esperar en la calle. Penoso, pero cierto. 

Imaginaos la escena los días de mercado... el puesto de la ropa, calzado o lo que sea, con el vendedor de turno cantando a gritos su mercancía y tú a su lado, plantada con el portafolios, como el cobrador del frac:-) 

Siempre se acumulan retrasos. Los juicios se señalan como las consultas de la seguridad social. Diez pacientes en  quince minutos, a poco que uno se alargue...tooodo se va al traste. Resultado de lo cual, a veces, teniendo señalado un juicio a las 11 de la mañana, comienza a la 1 del medio día. 

Comprenderéis que en dos horas, para alguien como yo, que hablo sin parar hasta con las piedras, después de hacerlo con compañeros, clientes, viandantes, vendedores y todo hijo de vecino...entro en sala, con una orquesta de grillos incorporada a mi cabeza. 

Ese día como siempre, salió el oficial a avisarnos, pasamos y justo en el instante en el que iba a sentarme, vi que no llevaba mi portafolios con la documentación del juicio... me disculpé como pude y salí a toda prisa a la calle. Tras de mi, los funcionarios y agentes de la guardia civil para ayudarme a buscarlo. En pocos segundos, toodos a la búsqueda y captura de mi portafolios... agentes judiciales, vendedores, viandantes... Ni os imagináis la vergüenza que pude pasar...¡¡toodo el mundo revolucionado por mi culpa!! 

Al cabo de 20 minutos, dimos la búsqueda por finalizada, a mi portafolios por perdido y a mi por desesperada, al no saber cómo hacer mi trabajo sin un solo papel. Regresé a sala y la juez, que es un encanto, al ver mi desesperación, decidió que compartiéramos el legajo de los autos cada vez que tuviera que preguntar a los testigo y así...como buenas amigas, papeles van, papeles vienen... haciendo verdaderas virguerías del arte de la improvisación, terminó la vista. 

Al salir, todo el destacamento del juzgado, con más interés que yo misma en encontrar el maldito portafolios, se empeñó en hacer una nueva batida...sin éxito.  

Ya de regreso, agotada, como si me hubiera pateado una manada de elefantes, con ganas de olvidarme de todo, abro la puerta de mi despacho y allí... sobre la mesa, mirándome con todo el descaro del mundo, mi portafolios...

Sorry...miaaaauu!! :-)

Un beso