"A LA LUZ DE LAS CRISIS... EL 15 DE FEBRERO, APAGÓN:-)"

Hoy, si me lo permitís, voy a ponerme seria.

Bueno...sólo un poquito.

Eso sí, quien consiga leerse esto del todo...

¡¡ Tiene premio, !!:-)

Soy consciente que me he pasado cuatro pueblos...

¡¡Venga FRANKY, que tú puedes!!:-)

Bien, está claro que todo el mundo anhela ver la luz al final de esta crisis, buscando culpables hasta debajo de la alfombras y en realidad, si nos fijamos, la humanidad a lo largo de su historia, ha ido ensartando crisis como perlas en un hilo...una detrás de otra ¿imaginamos de verdad cómo será el final ? hagamos repaso...

Tras el hundimiento del mundo clásico, vino el Feudalismo al que agotaron crisis agrarias, pestes y... guerras y más guerras... de ella, surgió el Renacimiento como un remake de las culturas clásicas y paso a paso... llegó la madre de las revoluciones, La revolución Francesa.

Cortamos cabezas al grito de “Liberté, égalité, fraternité ” entonamos la Marsellesa, pero...pronto nos cansamos de idealismos y nos hicimos ingenieros en la Revolución Insdustrial, desparramando máquinas de vapor, que generaron industrias al rededor de las cuales se hacinaban obreros hambrientos que trabajaban de sol a sol. Para salvarlos de la opresión llegó, Lenin al rescate, cambiando la guillotina por el Kaláshnikov “modelo 1917”. Después, otro listo, Hitler con bigotito, carnicero y delicado de oído, prefirió cambiar los disparos por cámaras de gas, del que finalmente nos libraron los casacas rojas. Modernizaron su atuendo a su paso por la pasarela parisina, por cazadoras de cuero envejecido de aviador. Nos clavaron su banderita en lo más profundo del corazón de nuestra vieja Europa y nos lanzaron chocolatinas y hamburguesas desde lo alto de la torre Eiffel, que con el tiempo germinaron y surgiendo McDonald's y Burger King, como setas, por tooodas partes.

Bueno, a España por aquel entonces nos tocó soportar a un hombrecillo pequeñito y rata como él solo, que no gustaba mucho a los yankees, así que a nosotros, sólo nos llegó leche en polvo, a pesar de sacarle mil banderitas a Mrs Marshall.

Pero ocurrió, que estos aguerridos muchachos venidos del otro lado del Atlántico, dejaron en casa aburridos y sin saber que hacer, a unos hombrecillos de traje gris y corbata que para entretenerse, empezaron a jugar al Monopoly. Ya se sabe que cuando entra la ludopatía o se juega dinero o la cosa no tiene aliciente y desde su casino de Wall Street, empezaron a comprar y vender a destajo. Cuando lo compraron y vendieron todo...se les ocurrió, vender humo, un humo que se llamaba “hipotecas subprime" ¡¡total !!¿quien se iba a enterar?

Ellos no lo sabía, pero estaban siendo atacados por una terrible enfermedad, debido a que los gobiernos, se olvidaron de hacerles los oportunos chequeos médicos, sufrían de... “Neoliberalismo” agudo. La enfermedad, cursó asintomática, hasta que metastizó muriendo de manera fulminante uno de los gigantes ludópatas de Wall street, Lehman Brothers Bank, esto sucedía a finales del 2.008 y ahora, se terminaron las bromas...¡¡palabra!! Porque llegamos a nuestro hoy.

Y me vais a permitir soñar y teorizar un poquito con vosotros.

Veréis, yo creo, que la llamada macroeconomía, porque de la otra, mejor hablamos otro día, presupone la confianza en que los impulsos electrónicos que mueven el dinero y contratos, infinitamente rápidos a través de los mercados financieros, tengan lastre y no sean mera materia virtual. Y presupone además, que los procedimientos con los que se haga, sigan reglas observadas por todos, con sistemas de control que eviten los desmanes que se han producido.

Creo sinceramente, que no se trata de reflotar el neoliberalismo, como tozudamente parecen empañarse nuestros mandatarios, no lo comprendo la verdad, a la vista de lo que ha ocurrido, pero parece ser que es lo que hay. Los cabezotas de nuestros gobernantes y el FIM siguen erre que erre.

Es hora por el contrario, de inaugurar otra arquitectura económica sobre bases no ficticias. Esto quiere decir que la economía debe ser un capítulo de la política no al servicio de la especulación, sino de la producción, de la adecuada acumulación y su reparto. ¿ Soltarán las riendas alguna vez los grandes entes financieros? o mejor ¿habrá alguien capaz de hacérselas soltar?

¿Me dejáis seguir soñando? El ser humano está habitado por dos fuerzas en constante pugna, sólo que desde el sofá no lo notamos:-) una, de autoafirmación, sin la cual desaparece, predominando el ego y la competición. Y otra, de integración en un todo mayor ( esta idea me la dio PANTERA con su entrada) En ella prevalece el nosotros y la cooperación, una visión más universal de cada uno, formando parte integrante de un todo gigantesco, de seres vivos y naturaleza planetaria.

De verdad pienso, que la vida sólo se desarrollará saludablemente en la medida en que se equilibre el ego con el nosotros, la competición con la cooperación. Porque dando rienda suelta a la competición del ego, anulando la cooperación, nacen las distorsiones que presenciamos y que han llevado a la crisis actual. Por el contrario, dando espacio sólo al nosotros sin el ego y sin competitividad, se generaría el comunismo despersonalizante, cuyos resultados conocemos todos. Tan malo, el uno, como el otro.

Además de conciliar el yo, con el nosotros y la competitividad con la cooperación, debemos cuidar las condiciones ecológicas que permitan la continuidad del proyecto planetario humano.

Si no conseguimos, meternos esto en la cabeza ¡¡TODOS!! y a quienes nos gobiernan, seguiremos a la deriva y en unos cientos de años, quizá menos, no seremos más que otra cuenta ensartada en el hilo de una historia, que a lo mejor, si no recapacitamos, nos habremos cargado definitivamente.

Creo firmemente en la capacidad de reinventarse, adaptación e instinto de supervivencia que tiene el hombre...¡¡lo conseguiremos, ya veréis!!...Para empezar...

¿Qué os parece si apagamos la luz el día 15 de febrero a las 22 horas durante 5 minutos tooooodo el mundo, como protesta por el abuso de las eléctricas?

¿Por qué no van a existir los milagros?:-)

Tendremos el mundo...

que queramos tener...

Ni más, ni menos.

Un beso