22 marzo 2024

RESILIENCIA Y KINTSUGI












    Retumban tambores de guerra en el horizonte. Las gaviotas vuelan bajo. Los gorriones han dejado de dar saltitos sobre el asfalto, acurrucados en sus nidos. Me pregunto cómo se sobrevive en medio del silbar de tiros y las bombas. A nosotros aun no nos ha tocado vivir eso.¡Ojalá nunca lo vivamos! Para muchas personas sin embargo, es su día a día. El peor de los nuestros, es una fiesta, comparado con cualquiera de los suyos.

Cuando en nuestras confortables vidas se nos cruza uno de esos día aciagos... Después de llevar semanas estudiando, te quedas dormido la mañana del examen. Ese negocio redondo, que finalmemte se vuelve cuadrado o el proyecto que acariciabas, se frustra. Recibimos un diagnóstico difícil de digerir. Te despiden del trabajo o tu chica te deja tirado. En esos momentos, se nos viene el mundo encima. Todo parece derrumbarse a nuestro al rededor y sin embargo...

Llegas a casa,abres el grifo de la ducha y sale agua deliciosamente calentita. Después, te envuelves en una toalla mullida con profundo olor a suavizante, te embadurnas de crema y vas directo al figrorífico donde tienes todo lo que te apetece al alcance de la mano, aunque sigas rumiando tu particular desastre. No tenemos ni la más remota idea de lo afortunados que somos en medio de nuestras pequeñas/grandes desgracias. Cada día está repleto de pequeños regalos, que nos pasan desapercibidos, porque estamos acostumbrados a recibirlos y eso les resta importancia. Es bueno aprender a mirar las cosas en perspectiva. Esta pasada noche, por ejemplo...

 






    ...Jugando un partido de pádel, me lanzaron una pelota con la fuerza de un proyectil. Me impactó con toooda la fuera, en la boca del estómago. Caí de rodillas al suelo sin aire. Todos corrieron asustadísimos hasta mi. Tras unos minutos, cuando fui capaz de levantar la cabeza, aunque me dolía muchísimo, me dio la risa. No podía dejar de pensar...-"Si llega a impactarme en la nariz, la parte por la mitad..o en un ojo, me sale por detrás del cerebro, así que..¡Menuda suerte he tenido!"- La escena debió ser de lo más surrealista. El que me dió el pelotazo no paraba de pedirme perdón y disculparse mientras me acariciaba el pelo. Yo allí, de rodillas en el suelo, doblada, azul sin poder respirar y sonriendo, sin ser capaz de articular palabra...

Lo peor que nos ocurre no es nada, comparado con la cantidad de cosas terribles que nos podrían ocurrir. Es más, nunca sabremos lo que somos capaces de soportar, hasta que nos sucede. Somos mucho más fuertes de lo que suponemos y bastante más resistentes de lo que imaginamos. Nuestro instinto de supervivencia, nuestra Resiliencia -que es la capacidad que tenemos todos para superar y sobreponernos ante una situación adversa-, es infinita. Aunque mejor que no nos la pongan a prueba. 

Creo que lo malo que nos ocurre, sucede únicamente para que aprendamos algo, si somos capaces. Cada golpe deja una cicatriz y eso es bueno, porque significa que ha curado. Lo preocupante es si la herida permanece abierta y no cicatriza. Ahí nacen todos los males, desde las depresiones, al odio. Del odio, el rencor, la amargura y el resentimiento, de todo eso, a veces incluso, la necesidad de venganza. En definitiva, la absoluta infelicidad. Esas cicatrices que todos acumulamos además, nos hacen más valiosos. 

Los japoneses -uno de los pueblos más sabios en lo tocante al mundo interior- han desarrollado todo un arte en torno a la resiliencia




Originariamente nació como una técnica para reconstruir cerámica rota. Unen los pedazos, con oro o plata, destacando las cicatrices, en lugar de ocultarlas. Ese objeto roto, después de ser pegado así, adquiere el doble de valor, que antes de romperse. De esta técnica desarrollaron toda una filosofía de vida. Los errores, heridas o fracasos personales, no tienen por qué ser nuestro punto débil o algo de lo que avergonzarnos, al contrario. Haberlos superado, que hayan cicatrizado bien, nos hace más fuertes. Esas cicatrices son el símbolo de... 

La fortaleza de nuestra 
indestructible fragilidad.




Esta mañana frente al espejo me he visto un tatuaje morado en mitad del esternón y os lo aseguro, volví a pensar lo mismo...Soy muy, pero que muy afortunada. Vosotros también, estoy segura. 


Lo que no sé es si lo sabéis, 
por eso todo esto ; )