09 octubre 2025

¿Compartimos este té ? : )

 











   Hacía muchísimo que no me asomaba a saludaros y no porque no lo deseara -os he mirado a ratitos con el rabillo del ojo, así que no os he olvidado-  pero las palabras son como los pájaros, deben volar libres y hasta hoy, no había surgido esta tarde perfecta en la que acurrucarme entre las letras y vosotros, para escribiros lo que me susurran, que es lo que siempre hago cuando vengo aquí, como si hablara conmigo misma "sotto voce", bajito e invisible, difuminada en  este otoño que aquí discurre lento, no queriendo dejar de ser verano. 

    Pensé esperar a que volvieran las lluvias, pero parece que este año no piensan hacer acto de presencia por estas tierras -el mundo se está escorando tanto, que ahora, toda el agua del Noroeste chorrea el Este peninsular- a pesar de ello, mi mente hipnotizada por los círculos concéntricos que perezosamente  dibujaba mi cucharilla sobre el té, ha volado y aquí me tenéis de nuevo. 

    Aún hace buen tiempo -ese que me imanta y aleja de estas teclas- pero ya refresca enseguida y los días disminuyen engullidos por el calendario, lástima que no sea capaz de engullir estas guerras que siempre hay quien justifica, y por eso, jamás terminan. Tristemente resultan ser un estupendo negocio, el mejor -diría yo- para reflotar economías ahogadas en sistemas político-económicos caducos, que todos reconocemos inservibles, pero nadie sabe cómo sustituir sin hacer más sangre de la que ya chorrea por las costuras de este maltrecho mundo, pero mientras no sea la nuestra, seguimos buscando excusas que anestesien nuestra cobardía, falta de compromiso y absoluta incapacidad para frenar el grotesco abuso de unos pocos, frente al resto.  

    Siempre ha sucedido, cierto, pero ahora muchísimo más. Hoy los poderosos abusa obscena y ostentosamente, ni siquiera disimulan y lo peor, los papanatas del mundo les votan y salen elegidos presidentes. Al menos en el pasado, los esclavos eran conscientes del abuso y luchaban por su libertad. Hoy nos apretamos nosotros mismos los grilletes, damos las gracias por los latigazos e incluso en el colmo del delirio, algún descerebrado pide el nobel para tipejos como Trump.  Ya lo dijo Einstein: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo” : )




     Y no, aunque no me sumo a la flotilla que ahora descansa en casa tras su aventurilla con final previsto, tampoco la critico. Desde luego han hecho bastante más, que los que no hemos hecho nada. Me apena el ensañamiento desatado contra ellos. Que se diga, por ejemplo, que han ido de crucero o que se les reproche no montar flotillas para acudir en ayuda, qué se yo, de los sudaneses devastados en su guerra, el avispero del Sahel o cualquiera de los múltiples conflictos que desangran el mundo, todas merecen visibilidad y sus víctimas nuestro respeto, pero que no se acuda a otros conflictos, no quita valor al esfuerzo de estos activistas, a los que en su mayoría presumo buena fe y un altruismo que nos falta al resto. Que alguno se haya sumado por puro postureo, posiblemente, pero eso no quita mérito a los demás, ni a su gesto.

     Visibilizaron lo que todos vemos y sabemos, pero  vivimos en la era de las verdades de perogrullo, hay que constatar lo obvio ¿Importa? a los Señores de la guerra, más bien nada, inmunes al sufrimiento ajeno. Sin embargo reconforta saber que no ha muerto el idealismo y que a muchos aun se les remueven las entrañas, cuando a los niños famélicos de un pueblo devastado se les sigue bombardeando. 

    Perdonadme, pero por más que algunos lo repitan, su muerte jamás garantizará la seguridad de nadie. Si acaso, únicamente la de las hienas que esperan montar un resort sobre sus cadáveres, únicamente a ellos.

    Quizá esta falta de escrúpulos manifestada sin pudor por algunos dirigentes, sea lo que hace a esta guerra,  aun más despreciable que las demás... Eso, y que los mismos que ahora se ensañan con una población asolada y totalmente destruída, sufrieron en sus carnes la misma cruedad en el pasado y no han aprendido nada de nada. Aun más terrible, lo han olvidado.
    
      Parece que finalmente, la paz está a punto de firmarse. Ojalá sea así.  Ojalá además de en hacer negocio y colgarse medallas, alguien piense en cómo dar un hogar  y una vida digna a todos los que han venido sufriendo el horror de esta guerra, secuestrados israelíes, sus familias y todas las vítimas judías, del otro lado, todos los gazaidíes inocentes, miles de niños y mujeres, la inmensa mayoría de las víctimas de esta tragedia. 

Como veís, 
no soy capaz de aportar 
nada nuevo, únicamente 
sumarme al lloriqueo general, 
lo siento.



Para compensaros, 
os dejo este mágico atardecer  
del pasado viernes en el Cantábrico, 
teñido de rojo sangre ...de nubes,
que alguien muy querido, 
me regaló...







Ojalá un día...
 este mundo en vez de sangre, 
chorree...  belleza y la *música
silencie por fin, al ruido de sables. 









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