PACTO ENTRE DERROTADOS

Hay un libro maravilloso, muy fácil de leer,  menos de cien páginas. Cuando ando un poco perdida -casi siempre- lo releo. Fue escrito cuando su autor contaba 87 años, una especie de memorias. Me impresiona la naturalidad con la que se muestra este grandísimo hombre. Dibujando un recorrido por su vida -entre el pesimismo y la esperanza- con pincelada entrañables. Sin artificios, tal cual! Desde cómo le marcó llamarse igual que su anterior hermano muerto, a cómo dejó a su mujer con su hijo en branzos, para irse con una princesa rusa. Nunca se perdonó haberle hecho aquello a ella, Matilde, su quierídisima esposa. Quien desde un día que lo escuchó hablar con 17 años, jamás lo abandonó hasta su muerte. Sinceridad y honestidad en cada letra. 

Fue doctor en ciencias físico-matemáticas en Argentina, donde como otros muchos intelectuales de la época, desde George Orwell a Pablo Neruda, pasando por nuestro Rafael Alverti a Octavio Paz, quedaron alucinados por la flama bolcheviquede tras tomar el poder en Rusia. Desde allí, harían de faro hacia la utopía mundial de un hombre nuevo y una sociedad justa. Sin embargo, no tardaría en llegar el descreimiento y la desilusión tras la carnicería desatada por Stalin en los denominados "procesos de Moscú". A partir de aquello, murió la utopía enterrada bajo la más sangrienta de las dictaduras y también la aventura revolucionaria de nuestro protagonista. Al final, testigo insobornable de su vida, hace un precioso llamamiento a las nuevas generaciones, en las que creer y confía, para que salven al planeta de la barbarie medioambiental, tecnológica y consumista. Para que nos salven de la violencia y la soledad: 

“Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía 

serán aptos para el combate decisivo, 

el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido”. 

Este libro fue publicado en el año 1998, 25 años después, seguimos exactanente igual. Desilusionados, descreídos y más derrotados que nunca ante un sistema que va aniquilándonos poquito a poco, por eso lo he recordado. A veces, cuando me duele mucho lo que veo al rededor lo leo como analgésico estimulante. El caso es que para sorpresa de todos, en 1943, con 42 años, abandonó su puesto en el instituto Curie de París, una de las más altas metas para cualquier físico, trasladándose a una casita sin agua, ni cristales, en medio de la sierra argentina a 17 grados bajo cero. Abandonó la cúspide de la ciencia. Lo abandonó todo, para escribir. No os cuento más. Os hablo de ERNESTO SABATO. Además de extraordinario escritor, ensayista y pintor, fue el eterno admirador de los desarrapados del mundo, decía algo así como que en ellos, era el único lugar donde aun se podía ver la cara de Dios. Se consagró con solo tres novelas, la más famosa El túnel. Sobre héroes y tumbas  y Abaddón el exterminador. Esta última, considerada una de las mejores novelas argentinas de todo siglo XX, pero aquí os he hablado de 

 

ANTES DEL FIN

( Os la dejo en PDF por si alguien desea leerla ) 

Nunca invertiréis mejor vuestro tiempo,

si no os apetece todo, el epílogo ya hace efecto ; )

No me resisto a irme sin dejaros un pedacito del final. 
  Resucita a un muerto o a mi me lo parece, 
así que atentos los terminales ; )

“ Les propongo entonces, con la gravedad de las palabras finales de la vida, 

que nos abracemos en un compromiso: salgamos a los espacios abiertos,

 arriesguémonos por el otro, esperemos, con quien extiende sus brazos, 

que una nueva ola de la historia nos levante. Quizá ya lo está haciendo,

 de un modo silencioso y subterráneo, como los brotes que laten bajo 

las tierras del invierno. Algo por lo que todavía vale la pena 

sufrir y morir, una comunión entre hombres,

un pacto entre derrotados.”

Estaremos derrotados, pero aun no vencidos, 

hasta el "game over",  queda mucha partida por jugar ; )