EL GRAN GATSBY ¡¡hecho añicos!! ;))

" En mis años jóvenes y más vulnerables 

mi padre me dio un consejo que desde aquella época 

no ha dejado de darme vueltas en la cabeza.

Cuando sientas deseos de criticar a alguien 

-fueron sus palabras- 

recuerda que no todo el mundo ha tenido 

las mismas oportunidades que tú tuviste.

No dijo nada más... 

Comprendí que quería decir mucho más que eso"

Francis Scott Fitzgerald  

 "El Gran Gatsby"

Jay Gatsby es un personaje cortado al más puro estilo del sueño americano. Del subsuelo a la cima de un éxito tan fulgurante como efímero. Nada nuevo bajo el sol, miles como él. Sin embargo algo lo hacía especial, tenía un "extraordinary gift for hope" -un don extraordinario para la esperanza-. Fue eso lo que le propulsó en un mundo enloquecido y putrefacto que usó sin mancharse. Mundo sobre el que reinó desde su impresionante mansión sobre el West Egg -barrio ficticio- de Long Island. Hipnotizado por un destello verde. Destello de un pasado perdido al que deseó volver desesperadamente. Lo rozó con la yema de los dedos. Pareció suyo, por un instante lo fue. Finalmente todo se desvaneció asesinado por los prejuicios de una realidad tan odiosa como implacable.

Enigmático anfitrión de las delirantes noches neoyorkinas del alcohol prohibido y  locura de una ley seca que embriagó los felices años 20. Gánster atípico. Idealista, románticamente enamorado de un sueño. Marcado por un trágico destino que alguien le escribió en las estrellas para después borrarlo de un manotazo. Protagonista de una década desquiciada por el exceso que culminaría con el catastrófico crack del 29. Brillo cegador anuncio de un drama inevitable. 

La historia se repite, sieempre es así. Nosotros vivimos Los felices 90, semilla de la destrucción que generó la crisis  del 2008 que hoy seguimos sufriendo. Así se titula el lúcido libro de Joseph E. Stiglitz. 

En la novela terminaron de un tiro con Gastby. En la última versión cinematográfica le han descerrajado otro. Los felices 20, felices 90. Crack del 29,  crack del 2**8. ¿Os dais cuenta? Jamáas aprendemos del pasado. Somos amnésicos perdidos, todo repetido, todo igual de mal o peor e insistimos una y otra vez en los mismos errores, incapaces de rectificar. Me pregunto si aun estaremos a tiempo de cambiar el rumbo de la historia o seguiremos deslizándonos  a porrazo limpio por toooda la eternidad hasta desaparecer en su abismo. 

Por esto y muchos otros motivos me apetecía escribir 

sobre este personaje que en su día me fascinó...

Perdóname EVA;)) 

El finde pasado fuimos juntas a ver EL GRAN GATSBY de Luhrmann. Se supone que ella es la sensata realista, yo la emocional soñadora. Ella la serena reflexiva, yo la acelerada efusiva. Pues bien, al salir de esta película me di cuenta cuan complejos  y curioso somos los humanos, porque invertimos absolutamente los papeles. 

A EVA le entusiasmó la película, a mi me mareó. Literalmente, hubo momentos en los que mi cabeza giraba como una noria de la borrachera de imágenes que tenía. Merece la pena verla, sí, pero como quien va a una increíble traca de fuegos de artificio. No es que no me gustara, realmente Luhrmann hizo un fastuoso cuento art decó-kitsch. Esta parte chillona y chirriante, tan alejada de la idea que para mi dibujó F. Scott Fitzgerald en su novela, tan diferente a la glamurosa y suave versión de Robert Redford y Mía Farrow hizo que tardara un buen rato en centrarme y saber qué estaba viendo.

En su novela Scott Fitzgerald describe con lirismo lacerante sentimientos, desastres íntimos, sueños, anhelos y pérdidas. Es una novela premonitoria de la historia real, contando la autodestrucción de un soñador. Todo recreado en una atmósfera de efervescente decadencia. 

Está escrita con un enorme poder sugestivo, pero sin adornos ni artificios de ningún tipo. Lo que sí hay, es un simbolismo sutil que me costó entender. Fitzgerald, usa dos colores. El verde esperanza "el color encantado" que simboliza lo que desea Gatsby. La luz que señala el embarcadero donde vive su amor al otro lado de la bahía, es verde por esto y el amarillo. Este color simboliza la riqueza, pero también la muerte, de ahí que su impresionante coche fuera amarillo chillón, igual que la casa de Myrtle (muere atropellada). "Nada dorado permanece", dice el famoso poema de R. Frost. 

Fuera de esto, la novela discurre con absoluta sobriedad expresiva mientras retrata un complejísimo entramado emocional que en esta versión Luhrmann, sin consideración alguna, vuela por los aires...

Allí sentada, con los ojos atronados por las imágenes, veía como toda la esencia de la novela desaparecía tras cegadores fogonazos de interminables fiestas orgásmicas a ritmo de hip-hop. Me salvó escuchar de vez en cuando a Gershwin. Entendedme, no tengo nada contra el hip hop, me gusta su ritmo. Me gusta todo ese mundo del streetball, breakdance y la cultura grafitera relacionada con él, pero... ¿ a quien se le ocurre meter hip hop en una obra de los años 20?  fue como ver a Romeo disfrazado de Travolta, bailando a lo Pulp Fiction ¡¡pa matarlos!! Exagero, lo sé. Puedo mejorarlo, algo así como pillar al centurión en una de romanos, con reloj de pulsera y zapatillas de deporte:))

Las imágenes son increíbles postales vintage,

una espectacular recreación del New York de los 20.

Luego...

 Color, color, zoom.

Vertiginosos movimientos de cámara,

carreras trepidantes, fastuosidad,

color y más color.

Increíbles, cierto, pero tan sobrecargadas y excesivas que a mi esta peli se me murió de un coma hetílico-cromático.Vale que Luhrmann se desparramara en los tremendos rojos atercipelados sangrantes de su Moulin Rouge, allí lo admitía la historia, el ambiente de cabaret. Perfecto, nada que decir. Aquí no. Gatsby merecía  delicadeza, sutileza, un poquito de sereno y respetuoso cariño.

Conste que Dicaprio se esforzó. Dos o tres gestos suyos salvaron su interpretación de la quema. Aunque es rubito como Redford -en la novela es moreno- él, Redford, sí daba en el papel, la carita de angelote sonrosado de Dicaprio, no. Ni en eso acertaron. Por no hablar del destrozo que hicieron del personaje. No el actor, el guionista, la cámara de gas era poco para él:-) 

El Gatsby de F.S.Fitzgerald es un misterioso seductor exultante de seguridad. Elegante, sensible y entregado hasta la extenuación. Encantadoramente romántico sin resultar empachoso. En su justo punto. Un sinvergüenza  adorable a quien se le perdonaría... casi todo. Te cautiva completamente al terminar la novela. 

Por el contrario, el Gatsby de Lurhrmann es un tipo inseguro, nerviosamente ansioso, ostentosamente despilfarrador rayando la megalomanía. Obsesivamente perdido en su delirio. Incluso por momentos loca histérica sudorosa que babea y se desespera ante una Daisy indecisa que si nace más tonta, no nace. Al final él resulta medio bobo y ella, insoportablemente odiosa.

Por eso todo esto. Son mis lágrimas en duelo por el segundo asesinato cometido con el Gatsby de Fitzgerald, por Luhrmann. Eso, más allá de la película, no puedo perdonárselo. Me duele horrores ver tapar a brochazos una obra de arte. Ser espectadora de cómo descuartizan a un héroe literario. Sentir que una y otra vez en la realidad y en la ficción se asesinan los sueños de millones de personas sin que a nadie le importe. Necesitaba llorar en letras por él, por nosotros, por todos. Esto es lo que siento.

Obviamente solo es mi opinión, nada más.

 Ya es bastante triste sentarte a ver morir un sueño,

si además mientras lo matan lo convierten

 en un esperpento pintarrajeado.

No es triste, es...imperdonable. 

Lo siento EVA, tenía que desahogarme
 -ya me conoces-

Aun así, me encantó verla contigo.
Siempre te lo agradeceré.
 Esto y mil millones de cosas más.

Eso sí, tu carita al salir del cine... 

Lo mejor de todo;-)

Un beso