"EXCESOS Y...REBAJAS"

Tras la noche de reyes, terminan las Navidades. Con ellas, terminan los excesos de todo tipo. Los que menos me gustan, las comidas, cenas y recenas, dulces y redulces que te empachan antes de comenzar. Y que te apetezca o no, debes comer, porque siempre hay una madre, una suegra y en mi caso, casi todo el mundo, empeñado en alimentarte para los próximos veinte años. Los excesos de familia y amigos, que yo divido en dos grupos, los que te dejan con un hambre enorme y el corazón medio encogido porque de nuevo te alejas de ellos y los que resoplas de alivio diciendo para tus adentros...

¡¡Pero que a gusto estoy en mi casa!!.

Hay exceso de juergas en las que te enredan y sin demasiada resistencia te dejas enredar. Charlas hasta las tantas, en las que te olvidas del sueño y del reloj. Sermones y tostones que bostezas, con la mejor de tus sonrisas. Exceso de bebida y resacones.

De caritas ilusionadas y caretos de desilusión, disimulada.

De reencuentros que te disparan y despedidas que te hunden...Excesos sobre los que vas saltando como una rana, hasta que finalmente, notas como ya te flaquean las fuerzas y falla el impulso...

A ver entendedme, en general lo de los excesos, lo llevo bien. Personalmente, soy de las que me excedo en casi todo. Y aunque una y otra vez hago propósito de enmienda, una y otra vez vuelvo a cometer el mismo pecado. Sea como sea, cuando finalmente termina todo, hasta una excesiva compulsiva como yo, siento como mi mente se deja caer pesadamente en el sofá de la paz y la tranquilidad, se desparrama, resoplara aliviada y se relame de gusto pensando en esa añorada rutina de la que pronto estaré saturada

pero que ahora mismo suena a... ¡¡ Gloria bendita !!

Excesos, excesos y más excesos...

Otro de los excesos típicos de estas fechas, son las compras y el consumo. Yo de esto, peco lo justo, excepto con los niños. Cuando se trata de ellos, parece que me abducen juntamente el espíritu de Santa Claus, Papá Noél, los tres magos de oriente y todos sus séquitos juntos. Necesito comprarlo todo, como sea, donde sea y al precio que sea, menos mal, que este estado quasi catatónico se me pasa pronto. Normalmente, no soy demasiado consumista, es más, en general detesto las compras. Lo hago porque no queda más remedio, a toda prisa y desde luego no me produce el más mínimo placer. Quizá por eso, no deja de admirarme un curioso fenómeno que se desencadena, justo pasados, estas fiestas.

La vorágine consumista de la sociedad en la que vivimos, no nos da tregua y tras el desaforado consumo desatado en Navidades, a los comerciantes, se les ha ocurrido un invento a modo de zanahoria con la que llevar a los adictos a las compras, cual zombis, de nuevo a las tiendas, las rebajas.

Tras las Navidades, llegan LAS REBAJAS.

La palabra “REBAJAS” desencadena un frenesí en algunas personas digno de estudio psico/científico. Mientras empaquetan los adornos navideños, recogen los emboltorios de los regalos y colocan el abeto en el contenedor. Su mente les repite una y otra vez, cual cacofonía de ultratumba...

”Mañana, comienzan las rebajas...Rebajas...rebajas...”

Y con este soniquete giran las manecillas del despertador, se zambullen en sueños en los que se apelotonan a las puertas de las tiendas y se pelean cual tigresas, por un bolso que se disputan sin tregua ni recato alguno, hasta destrozarlo.

Los carteles de 50% producen salivaciones inconscientes...

¡¡No digamos las pegatinas rojas del 70%!!

Sudoraciones incontrolables y taquicardias!!

Pero el clímax y el éxtasis se desata, cuando finalmente las puertas de los establecimientos se abren y comienzan las carreras entre empujones y codazos, que conducen hacia esa prenda de marca, rebajada al 70%, sobre la que se lanzan y pelean hasta la extenuación, aun cuando ni necesitan, ni seguramente será de la talla adecuada, ni siquiera el modelo que se comprarían, si no estuviera rebajado, pero que finalmente se llevan a casa, cual preciado trofeo.

Conozco personas que se han comprado cosas en rebajas, que cuestan bastante más que el doble del sueldo de lo que ganan muchas otras. No hace falta ser un experto en altas finanzas, ni siquiera tener una calculadora a mano, para saber, que por mucho que un bolso de Louis Vuittón esté rebajado al 50%, pagar 3.000 euros por un bolso, sigue siendo una auténtica salvajada, pero se pagan. Encima y lo peor, es que ese día, su ego rayan la estratosfera, y su satisfacción sólo es comparable, al descubrimiento de la pólvora.

Conozco a otras, que solicitan créditos ex proceso para irse de rebajas, que muy probablemente, además, no podrán devolver... ¡¡Lo siento, yo no consigo entenderlo!!

O nos falta una tuerca o algo muy grave y preocupante, nos está ocurriendo.

Ayer mismo, regresé de una viaje a una de las más grandes y preciosas ciudades de España. Fue un viaje inesperado, pero que tenía pendiente por muchos motivos. Uno de ellos, quizá el menos importante, pero no por ello menos apetecible, fue volver a ver sus calles, sus monumentos, sus museos, todo lo que se puede ver en menos de dos días, en una ciudad que necesitas semanas para exprimirla.

Os aseguro que lo recorrimos casi todo e hicimos de todo...Mientras volábamos de regreso a casa, se me cayó el alma a los pies, cuando le pregunté a mi hija... (puntualizo en su defensa, si es que la tiene, que es la típica quiceañera con su cerebro en plena crisis efervescente) Bien, le pregunté que era lo que más le había gustado de los muchísimo lugares que habíamos visitamos y me contestó con una fulgurante sonrisa ...

-¡¡¡“Starbuks” y el “Hard rock café”!!!-

De verdad, pensé...¡¡Es que estamos todos locos!!

pero ¡¡vamos!!...¡¡ Cómo absolutas regaderas!!

O quizá...¿¿Será todo culpa de los excesos??

Como siempre, intento ser optimista y pensar, que quizá, sólo quizá, un día, seamos capaces de dejar de hacer locura, recapacitar y volver a situar las cosas en su justo lugar y valor...

Os dejo con unos que también están locos de remate,

pero con locura de la buena...

Además, la esperanza, es lo último que se pierde...

¡¡Feliz semana!! pero ¡¡Ojo, sin excesos!! ;-)

Muchos besos