"PEPA Y PEPE"

En una playa cualquiera, de un domingo cualquiera, de cualquier Agosto abrasador...

Pepe, rojo como un cangrejo, con su enorme barriga cervecera apuntando al cielo, sudando la gota gorda, bajo un sol de justicia del que se protege, con un gorrito de tela encasquetado hasta las cejas, marca “Estrella Galicia”.

A su lado, bajo la sombrilla, repanchingada sobre la hamaca está su mujer, Pepa. Con su espectacular delantera a punto de esparramarse fuera de su bañador floreado, talla 56, mientras teje, con una dulce sonrisa dibujada en su cara, una inmensa bufanda bicolor del Barça…Momento en el que, Pepa dice:


¡¡Cariño!! ¿Me pones crema sobre los hombros?
¡¡Coño Pepa, no haces más que dar la vara!!
¡¡Anda cariño, me arde la espalda!!
¡¡Joder Pepa, estira el brazo, que bien que lo estiras para llegarme a la cartera!!
¡¡De verdad Pepe, pero qué burro eres!! ¿Es que ya no me quieres?
¿Pero que bicho te ha picado hoy? …¡¡Anda trae “pa ca” el bote ese…!!
¡¡Si es que…!!

Y de un zarpazo, le coge el frasco de crema, que aprieta y prácticamente se lo vacía sobre la espalda. Pepa, estoicamente siente como por su espalda chorrean los ríos del potaje protector que su marido le ha vertido encima.

Después Pepe, coloca su enorme manaza, haciendo enormes círculos, como si pasara un paño del polvo sobre una mesa enorme. Luego, con la misma delicadeza que si estuviera amasando pan, le planta las dos manos sobre los hombros, masajeándola con tal ímpetu, que la pobre Pepa se zarandea hacia arriba a abajo, como si hiciera reverencias.

En estas estaban, cuando Pepa dice:

¡¡Cariño!! ¿Te has fijado en la parejita que tenemos delante?
¡¡Joder Pepa!! ¿Es que no vas a callar hoy? ¡¡ya está bien de gaitas!!
¿Qué coño de pareja dices?
Esa de ahí enfrente…
Si ¿Qué les pasa?

Todo esto mientras continuaba con los masajes y Pepa son sus reverencias…

Me recordaban a ti y a mi hace años…
¡¡Dirás siglos!! ¡¡Vamos, para ser más precisos, unos 60kg. atrás…!!
¡¡Cariño!! Pero…¿Tanto he cambiado?
¡¡No mujer, no!! ¡¡Solo eres bastante más gorda, bastante más vieja y bastante más pesada!!

Pepa, entre hipos y con la voz entrecortada, le dice…

¡¡ De verdad Pepe, estás hecho un auténtico animal!! Hoy mismo recojo mis cosas y me marcho a casa con mamá…
¡¡Ya estamos!! ¡¡Siempre con amenazas, siempre con amenazas!!
¡¡A ver si te vas de una p…vez y me dejas en paz!!

Pepa, resoplando entre sollozos, se levanta de la toalla… Al tercer intento y dando tumbos, corre hacia la orilla y se zambulle en el agua.

Pepe mientras, ni la mira. Se repanchinga en su hamaca, despliega el Marca y se engulle una cerveza de dos tragos, se limpia la boca con el antebrazo y se sumerge en la lectura.

A los quince minutos, más o menos, se escuchan gritos y un montón de gente se arremolina a la orilla.


Entre ocho personas sacan a Pepa y la depositan en la arena. Momento en el cual, casualmente Pepe, levanta la mirada por encima del periódico y al ver a su mujer tendida, se propulsa desesperado hacia la orilla.

Papa, que poco a poco vuelve en si, vuelve la cabeza y ve acercarse a su marido al trote, quien al llegar a su altura, como un enorme saco de patatas cae de bruces sobre ella… La concurrencia intenta separarlos con ímprobos esfuerzos, pero él, permanece amarrado a aquel enorme cuerpo con tal fuerza, que ni nada, ni nadie consigue desembarazarlos.

Poco a poco, la carita de Pepa comienza a adquirir un tono sonrosado y al sentir a su marido, así, apretadísimo sobre ella, dibuja una pequeña sonrisa y agarrándole por ambas orejas, le dice:

¡¡Hay que ver Pepe!! ¡¡Que haya tenido que estar a punto de morir ahogada, para que me hagas caso…!!

Pepe, entre sollozos le dice:

¡¡Pepa, Pepa, sabes que yo sin ti no soy nada!!
¡¡Que te quiero yo a ti más que a mis tapitas de pata negra, que a todos los barriles de cerveza del mundo, e incluso más, que a mis tarde de fútbol con los amigotes…!!

La muchedumbre les hace un corrillo y entre carcajadas, observan como intentan besarse sin conseguirlo, al interponerse entre ambos, la enorme barrigota de él y la delantera de ella.

Y en su desesperado intento por acercarse, ruedan orilla abajo, como croquetas gigantes rebozadas en arena, hasta llegar al agua, donde permanecen abrazados durante horas…

Mientras, las olas con enorme dulzura les acarician, cual ballenas varadas en la orilla. La tarde va cayendo, las gaviotas despliegan sus alas sobrevolándolos y lentamente el sol se pone en el horizonte…

¡¡¡ Feliz verano a todos!!

Un beso.